A PROPÓSITO DEL DÍA DEL MAESTRO

Por: Alirio Valero Córdoba

Un sencillo homenaje a mis compañeros docentes, sin corrección de estilo y por la premura del tiempo en el día del maestro. Un abrazo en la distancia. En estos momentos en los que estoy escribiendo esta pequeñas historias, comienza a cambiar la visión del planeta tierra en la forma como lo habíamos venido conociendo. Se aparece un enemigo para la humanidad, un “gigante” que ha paralizado al planeta entero,  desde varias generaciones el ser humano ha tenido una lucha permanente, se ha visto en constante hostigamiento por las infecciones epidémicas (virus) que se va propagando y aparecen en diferentes localidades o regiones.

Hoy el ser humano le está correspondiendo vivir una cuarentena a cientos de miles de kilómetros de donde se originó este virus, al que se ha denominado coronavirus o Covid 19, que deja a cientos de miles de personas infectadas y cientos de muertos.

Por este motivo, ha sido prohibido todos los medios  de transporte público, se restringe la asistencia a lugares públicos de gran influencia; se ha decretado el cierre de universidades, colegios y escuelas en el departamento de Casanare, en Colombia y el mundo entero; para prevenir el contagio. En países en donde no se han tomado restricciones están pagando a un alto precio y llevando la peor parte y se hace incontrolable.

La sintomatologías, es de infectar los pulmones impidiendo respirar,  afecta a los adultos mayores según los científicos; pero que con el paso del tiempo; todos van a ser infectados. Se analiza la mutación  que ha tenido estos virus   a través de todos los tiempos, y la afectación a anónimos y famosos. Enjaulados como pollitos en sus casas; niños, niñas, jóvenes y jovencitas, solteronas, casadas y viudas. Los países declaran el estado de emergencia.

Los almacenes con sus respectivas estanterías están vacíos; el que reía del dolor ajeno, y se alegraban  del cerco económico que les hacen a los países como Venezuela o Cuba; hoy esas burlas, se están devolviendo con dolor y sufrimiento para todos; ricos y pobres de todas las estratificaciones; viendo morir a sus parientes y amigos. Sin entierros lujosos y sin acompañamiento, sin coronas, sin músicos y cantos de homenaje. Infectados como perros sarnosos, incinerados y ni los buitres se le acercan.

Los médicos, enfermeros, camilleros, conductores de ambulancias, todos rechazados en los lugares donde viven. Están  acabados los acercamientos, los abrazos y los besos. El saludo de manos y las visitas a los amigos. Se estancaron, los paseos, las piscinas, las discotecas; cerrados los hoteles, moteles y residencias.  Ya no se puede compartir con los amigos y amigas. Todos en casa aguantando los gritos de los niños que están asustados y no aguantan tanto tedio y aburrimiento ocasionado por los días de cuarentena.

Varias pandemias se han producido en los últimos días, afectado a la población en general. Una breve reseña es la gripa española, dominada de esta  forma porque se presentaron  los primeros casos en ese país. La gripa asiática, producida por las aves y patos silvestres que la expandieron. El Sars, el cual afectaba los pulmones ocasionado por un  simple resfriado, hasta una severa neumonía se dio a partir de mamíferos. El H1N1, fue identificado como un virus de origen porcino también de problemas respiratorios afectando a los niños y jóvenes y adultos de mediana edad. El Èbola, es un virus el cual afectaba a los primates,  comenzaba con fiebres altísimas, dolores en los músculos, en la cabeza y la garganta; con posterior salida de sangre por ojos, boca y nariz. Y por evitar contagios mayores se bombardeó a caseríos enteros para evitar su propagación.

Esta emergencia está ocasionando las migraciones masivas de cientos de miles de trabajadores de todo el mundo; el planeta está paralizado, son cientos de personas que están muriendo en las calles, otros determinaron volver a los sitios de origen; allí, donde puedan encontrar confort en un ambiente “limpio de contaminación”; que les permita abastecerse de productos para alimentarse. En estos territorios, las personas tienen la facilidad de regresar a sus fincas y  obtener el sustento. Aprovechan las cosechas de topocho, plátano y yuca. Por consiguiente aprovechan su ganado para obtener leche y carne. De los ríos y caños,  pozos de pescado, se provisionan  para la alimentación.

Los cientos de emigrantes venezolanos, venidos al municipio en búsqueda de mejores condiciones de vida; se encuentran trabajando en los oficios que encuentren; cobrando salarios muy por debajo a los que cobra la población colombiana.

Las personas huyendo del cerco económico que le ha hecho el imperialismo norteamericano, también un grupo de compatriotas que no saben aprovechar las oportunidades que le brinda la población y comienzan abuzar de la hospitalidad, robando y saqueando establecimientos y viviendas, otros prefieren regresar en medio de la pandemia. El mandatario norteamericano Donald Trump, está promocionando una invasión  contra los hermanos venezolanos, con el único fin de robar sus riquezas naturales. El petróleo, el oro, el coltan; entre otras muchas, de sus  reservas.

Los vecinos están sufriendo en este momento, familias enteras; estudiantes que se conocen en las escuelas, son afectados, se ven encarcelados en los lugares donde viven, como pájaros o animales de corral, debido a la emergencia de salud pública, están prendidas las alarmas por todos lados, las banderas rojas en los hogares se pone en el orden del día, la solidaridad y el buen trato, la dignidad y el respeto y no cambiar bajo ninguna circunstancia; Están cayendo muertos los médicos y enfermeras y personal sanitario que como guerreros están en el campo de batalla en su lucha diaria contra este enemigo invisible; de igual manera, están siendo discriminado. En el territorio colombiano, esta pandemia a cogido al pueblo con los pantalones abajo. Y desde hace treinta años; con la llegada de  modelo económico “neoliberalismo” se privatizó la salud y para colmo de males; hoy los héroes médicos y enfermeras no tienen como hacerle frente a esta pandemia. Y su equipo de protección son bolsas plásticas de basura para no ser infectados.

Las actividades en los municipios son muy limitadas, la población está sufriendo pánico colectivo; cualquier persona que se acerque, es un enemigo en potencia,  como si viniera el mismísimo depredador, carnicero y desgarrador virus a sacarle las entrañas. Se hacen retenes para impedir la circulación; pero, siguen entrando toda clase de vehículos; camiones para sacar la cosecha del fruto de la palma, lo mismo que de carro tanques para sacar la producción petrolera, que va a mermar por los bajos precios del crudo y se está despidiendo al personal que labora en este campo; Se avecinan tiempos muy difíciles, todo el pueblo casanareño espera salir airosos de esta crisis y con la familia completa, lo mismo con sus amigos y conocidos. Se ejerce en estos momentos tan caóticos la mejor forma de solidaridad con la población que se encuentra atrincherada en sus hogares y con la certeza que de esta van a salir en las mejores condiciones, Es por eso que evitan salir a bares y restaurantes y huyendo de la congregación de más de  veinte personas. Son tiempos que llaman a la solidaridad con los familiares y amigos, haciendo mercados para darles o enviando algunos reales a sus familias para que puedan sobrevivir en este chaparrón en el que se encuentran inmersos.

Parafraseando a Eudald Carbonell y menciona al virus covid -19 como el último aviso y sin conciencia crítica de especie, en la próxima la humanidad colapsará. Hoy 15 de Mayo, Día del maestro se sigue en cuarentena,  encerrados y aferrados al hilo de la esperanza para que esta pandemia pase lo más pronto posible y que el aburrimiento  no se haga cada día más intenso.

Se acude a las sabias palabras de Carbonell (2020) y menciona que “El confinamiento es un proceso de desocialización. Tenemos la vertiente psicológica y social. Y cuando pretendemos la desocialización de una especie social aparecen muchas contradicciones. Y eso mismo es lo que está pasando ahora. Estamos resocializando nuestra especie y la estamos resocializando en el espacio domestico generando contradicciones importantísimas para nuestra psique. Por encima, a la vez que nos resocializamos estamos hipercomunicados. Nunca se había vivido una situación así”.

En este tiempo del 2020,  cuando se dan las alarmas del peligro en el que están todos los habitantes del planeta y la necesidad urgente de encerrarse en sus casas,  hasta que pase la aterradora pandemia, mirando y escuchando el adelanto de cartilla de los informes mundiales de los infectados y muertos por cientos de miles que hacen los canales de televisión y cadenas radiales. Los llamados de S, O, S de la población que clama por abrigo y protección. Acompañados desde hace unos años por una creciente migración de venezolanos a Colombia; producto de la crisis económica, humanitaria y social.

Todo está cerrado,  solo  pueden comprar desde afuera o pedir a domicilio. La restricción y medidas de protección, se están haciendo por parte de los agentes del gobierno. El pueblo en sus hogares escuchando el cacareo constante que hacen los medios de desinformación de noticias desgarradoras y aterradoras. Se  ve a diario la importancia de lavarse las manos. Pero no se menciona los problemas económicos políticos y sociales y de corrupción que vive el país. Se hacen cuentos, chistes y memes sobre la pandemia, se especula sobre las posibles causas. Es el orden del día en todos los espacios, la gente pronuncia cientos de veces la palabra coronavirus; hay bastante información, se mira al coronavirus como si nunca fuera a llegar. Pero la realidad comienza a ser otra, hoy que lo tenemos a las puertas, por el confinamiento sufrido y en el afán de desprendernos del tedio de muchos días de confinamiento, comenzamos a bajar la guardia en el momento de mayor peligro.

Los primeros días se superaron con alguna facilidad; en la organización de listados para la compra de artículos de primera necesidad, para aguantar varios días en casa. Pero, las personas están desesperadas por salir a divertirse a pasear por los centros comerciales y darse una vueltica por las calles, sin reales en el bolsillo, para comprar los productos primordiales de la canasta familiar. Las personas que pese a las restricciones salen a la calle en busca de un gesto de solidaridad.  Después de muchas discusiones, enojo  y rabietas de disgustos por no poder salir;  Los constantes berrinches e insultos como desahogo que se dan en las familias. devolver  su mirada al campo, en el anhelo de un mejor aire fresco y de proveerse de artículos para sobrevivir a la situación que se encuentran en esta cuarentena.

Es el tiempo de la peste cuando hombres dementes lideran a los ciegos.

Shakespeare, El rey Lear

Al respecto del coronavirus este no es el principal  problema que se ve enfrentada la población del planeta tierra, el calentamiento global, una posible guerra nuclear por la lucha de los recursos naturales, y el posicionamiento de tropas en las fuentes de riqueza.

Uno de los mejores lingüistas; el norteamericano Chomsky: dice al respecto que: “los grandes retos que enfrenta la humanidad en este momento en el que empieza la gran crisis de la civilización. Aunque el problema del calentamiento global quizá no nos coloque de un día para otro en una situación tan diferente y radicalmente incómoda como ha ocurrido en los últimos días, progresivamente pone en riesgo la continuación de la civilización y, aunado a ello, la negligencia de nuestros gobernantes puede tener efectos secundarios cataclísmicos, como una guerra nuclear”.

Para este pensador en sus escritos ha sido claro en sus apreciaciones pues menciona a los países industrializados en especial a los ingleses y a los gringos de “bufones sociópatas”, hoy que las grandes corporaciones están en picada hacia la baja; el mundo estaba pasando por diferentes etapas de virus y no se reaccionó, tomando medidas y preparando a la población para afrontar este enemigo.

Para las grandes corporaciones farmacéuticas y afines era importante que acrecentara los dividendos con las  crecientes alarmas y con el sufrimiento de las grandes mayorías de la población.  Hoy la población confinada en sus hogares debe replantear el mundo como lo conocían, es una de las grandes oportunidades de reinventarlo, es un llamado que está haciendo con urgencia el planeta para que se cambie en todos los aspectos de mirar al planeta, pues el comportamiento humano ha sido como el de las langostas consumiendo hasta acabar con los últimos recursos, consumir y consumir como si se tuviese cinco planetas.

Aterrizando al momento que se enfrenta el país, han ocultado todas las cifras económicas, políticas, sociales, falsos positivos, se oculta hoy el número de muertos afectados por el covid-19.  El gobierno se prepara hoy para asumir la represión contra el pueblo, comprando tanquetas y hornos crematorios, esto evidencia que la vida de toda la población está en peligro, amenazada.

Mahatma Gandhi decía: “que en la tierra hay suficiente como para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos.”

En los tiempos presentes parafraseando a Eduardo Galeano con  la voracidad del capitalismo está envenenando el agua, la tierra el aire, quemando cientos de miles de hectáreas de tierra y envenado, hasta las conciencias y el alma de los seres humanos.

Treinta años de gobiernos neoliberales en Colombia, todos gobernados por unos narco gobiernos con unos criterios poco definidos, cada personaje corrupto toma lo que le han otorgados al pueblo, para enriquecer sus arcas personales. Están ocurriendo voces de protesta, de inconformismo y rebeldía,  manifestaciones que se venían dando en Colombia, pero que se acrecientan con el paso del tiempo, el pueblo económicamente esta desbaratado. Las ciudades están llenas de banderas rojas esperando la solidaridad de los gobiernos; en el dilema del peligro eminente de contraer el virus o morir de física hambre en sus hogares. Ante estos hechos, la represión no se hace esperar.

Los habitantes recogidos en albergues para damnificados, ayudados por vecinos solidarios, que aportan sus raciones diarias de comida; abatidos y acorralados por la ola invernal, son tiempos difíciles de multitudes de hambrientos que transitan por las calles deambulando en busca de una oportunidad para sobrevivir un día más y con la ilusión de que los tiempos mejoren y colgados al hilo de la esperanza en la espera de un mañana mejor.

Son tiempos en los que los dirigentes corruptos embriagados por los cientos de millones que han sido girados para la población menos favorecida, sean objeto de la voracidad de los gobernantes y sé desvíen para enriquecer su insaciable apetito del erario público. Es un gobierno hecho a la medida. E investigados por los mismos personajes que están involucrados y tienen el poder. No se ha respetado ni la pandemia,  para hacer compras amañadas de artículos de primera necesidad de la canasta familiar.

En las calles se debe tener certificado de permiso para circular con las debidas medidas obligatoria, gafas guantes de látex, quirúrgicos y otros. El precio de la gasolina ha bajado considerablemente; pero el del servicio de gas domiciliario ha subido el precio de lo normal. Los establecimientos educativos llevan varios días cerrados, el comercio han demarcado los pisos para distanciar a la gente. Los parques, canchas múltiples, centros comerciales, plazas de mercado, terminales, ríos, playas, lagunas, hoteles; negocios y empresas no esenciales están cerrados. Las actividades deportivas, partidos de futbol, hipódromos, competencias automovilísticas, mangas y plazas de toros, conciertos, festivales, eventos de entrenamiento, bautizos, primeras comuniones, matrimonios, salidas vacacionales, ceremonias; misas, cultos, aquelarres, las iglesias y templos están cerrados  se cancelaron; todos desconfían de todos, automáticamente por instinto de sobrevivencia se alejan, en muchos sitios no atienden a las personas si no van suficientemente protegidas, el número de respiradores artificiales son insuficientes, por la cantidades de población infectada; solo se puede salir a supermercados y farmacias por productos de primera necesidad, están cerrados los cielos para el ingreso de naves, aviones, avionetas, helicópteros; Los puertos no permiten el ingreso de buques, barcos, voladoras, entre otros vehículos; se cerraron las fronteras y se sanciona con comparendos y multas a las personas que quebranten las normas, en las ciudades y pueblos se construyeron barricadas y se arremete con violencia a los vehículos que quieran ingresar, el temor es eminente, es un miedo colectivo. Se acabaron las caricias, abrazos y besos. Solo es de esperar la ley de la compensación para que recaiga en los responsables de esta infamia, pues la justicia terrenal comprometida con la corrupción es ciega, sorda y muda.

Los cambios que se han generado con la llegada del covid-19, se puede decir han sido más positivos, se sacudió al planeta en todas las esferas. El planeta en estos pocos días, se ha podido reponer de muchos años de daños al ecosistema, se respira un aire fresco y puro de contaminación y ha logrado elevar los niveles de conciencia de defensa a nuestra hermosa madre tierra. En lo que corresponde a la labor docente;  el cambio de ambientes presenciales a aulas virtuales ha sobrepasado las expectativas; se han roto muchos paradigmas y se comienza a incursionar en campos abonados que para un grupo de docentes se pensaba eran campos minados. Se ha podio evidenciar la dificultades que ha tenido la comunidad educativa en todos sus componentes, por conectividad e implementos tecnológicos como celulares y computadores. Hay estudiantes que no los tienen o deben utilizar un aparato para dos, tres o más integrantes de la casa, para la realización de sus trabajos. En futuros foros, conversatorios y reuniones afines se sacaran las conclusiones positivas y negativas y quizás se  concluyan aspectos que nunca se pensó que se pudiesen dar.


Referencias Bibliográficas

Carbonel, E. (2020) entrevista. “La covid-19 es el último aviso y, sin conciencia crítica de especie, a la próxima la humanidad colapsará”. Barcelona 12-04-2020 Recuperado en 14 de Abril de 2020, de https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-eudald-carbonell-covid-19-aviso-conciencia-critica-especie-proxima-humanidad-colapsara.html?utm_source=facebook&utm_medium=social&utm_campaign=publico&fbclid=IwAR1E5MymfdvWd3jrPI09SbgBra7vGoLY3Huzf_2PXlpAw40ks-PWYJ8Vg7Q

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Golpes de Estado y (contra) revoluciones Golpes de Estado y (contra) revoluciones: lucha de clases y/o guerra entre potencias

Por Fernando Dorado

Con ocasión de los últimos sucesos ocurridos en Ecuador, Bolivia y Chile, se presenta en la actualidad una aguda controversia conceptual alrededor de la interpretación de los hechos.

Se han publicado una serie de crónicas en donde se pone en primer lugar el análisis de las fuerzas “internas” en confrontación en cada país (clases y sectores de clases, sectores étnicos, de género, culturales, jóvenes, otros) por parte de reconocidos analistas como Raúl Zibechi[1]Gabriel Salazar[2]Pablo Stefanoni, Fernando Molina[3]Pablo Solón[4]Milagros Aguirre[5] y algunos otros y otras intelectuales muy cercanos e integrados a movimientos sociales.

Dichos recuentos y análisis tratan de ser desconocidos, negados o minimizados por los analistas y escritores “progresistas” y de “izquierdas”, apoyándose en enfoques geopolíticos en donde lo predominante es el papel golpista de los EE.UU. y/o de las potencias extranjeras.

En el fondo, es una verdadera batalla ideológica que corre paralela a los hechos que se describen y analizan, que corresponde al necesario y enriquecedor debate en torno a las concepciones políticas sobre lo que es la esencia de la acción política.

Una concepción coloca el acento en la construcción de fuerza popular, de base y permanente, e impulsar una nueva estrategia de emancipación a partir de la auto-organización de los oprimidos y de los trabajadores; la otra, le apuesta todo a la gestión desde el Estado y los gobiernos.

Todos los demás aspectos que se mencionan en esos escritos relacionados con el (anti) extractivismo, (anti) racismo, (anti) patriarcalismo, etc., pueden ser componentes importantes de la realidad y de las luchas, pero no apuntan a lo esencial que es el problema del Poder.

(El verdadero poder, no el “fetiche del poder” que gira alrededor de las “instituciones” y que como se ha demostrado, una vez más, cuando la “democracia” no le funciona al gran capital, ese poder se manifiesta en el monopolio de las armas, pero no resuelve el antagonismo social).

Este aspecto de nuestras luchas fue planteado por Marx desde 1871 después de la Comuna de París cuando afirmó que los oprimidos “no pueden simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”, sino que hay que “romper la máquina burocrático-militar del Estado[6].

Esta lección de la lucha de los trabajadores solo empezó a ser comprendida plenamente a finales del siglo XX, y puesta en práctica por los zapatistas mexicanos, los mapuches chilenos y los kurdos de Rojaba (Ocalan[7]), en lo que se constituye como una nueva estrategia de los desheredados de la tierra –todavía incipiente pero alentadora– que deberá ser desarrollada por los pueblos y los trabajadores del mundo entero si queremos efectivamente contribuir con el derrumbe del capitalismo y la construcción de un nuevo modo de vida y de producción que supere el infierno capitalista.  

Hasta esos años (90s), las “izquierdas” se limitaban a “penetrar” a los movimientos y organizaciones sociales para “extraer” a los mejores “cuadros”, involucrarlos en las dinámicas de los partidos electorales o en las organizaciones armadas (“vanguardias de la insurrección”), e instrumentalizar las luchas sociales para preparar el derrocamiento de las clases dominantes del poder político (vía pacífica o violenta), reemplazarlas en la dirección del Estado y hacer la revolución “desde arriba”. Ese camino fracasó en el siglo XX y sigue fracasando en el XXI.    

Es evidente también que el análisis geopolítico no se puede desconocer y no se puede dejar en manos de quienes quieren ocultar los errores y las graves fallas (de todo orden) que han cometido los partidos y dirigentes progresistas y de “izquierdas”, acudiendo al argumento de que todo es obra del imperio estadounidense. Se hace necesario echarle una mirada a ese aspecto.

Ya Rusia reconoció a la “auto-nombrada” presidente Jeannine Añez[8]; China tiene grandes negocios alrededor del litio boliviano y Brasil quieren controlar la producción de gas; Putin y Xi se codean con Bolsonaro en el encuentro de los BRICS, y se abrazarán con el que sea (y por debajo de la mesa con Trump), mientras Bolivia, Ecuador, Chile y demás países de América Latina, van caminos de ser “balcanizados” como ocurrió con la antigua Yugoeslavia (Kosovo), Libia, Siria, Ucrania, etc. Es claro que los EE.UU. no podían quedarse por fuera de la rebatiña.

La actual guerra inter-intra-trans y pluri-imperialista que está en desarrollo pareciera que impulsa una desestabilización general y mundial, y es ejecutada por medio de los Estados “nacionales” y por otros organismos supra-estatales (OTAN, etc.), pero, detrás de ese conflicto están las poderosas empresas transnacionales que están totalmente imbricadas entre sí a nivel global. En esa guerra los oprimidos no tienen aliados y solo podemos contar con nosotros mismos.  

Relacionado con lo anterior, es importante identificar el papel que han empezado a jugar las llamadas “clases medias”, que por lo que se ha observado están compuestas por cientos de miles de pequeños y medianos productores (“emprendedores”), que en su mayoría portan en su seno a los “nuevos proletarios” o profesionales y técnicos “precariados”, que han empezado a manifestarse y a actuar como sector social específico, en Bolivia contra Evo, en Chile contra Piñera, en Francia contra Macron, y en general, en todo el mundo capitalista.

Estos pequeños y medianos productores saben que sus “pymes” son negocios absolutamente subordinados y que están al servicio de los grandes conglomerados capitalistas transnacionales, pero como han estado solos y para las “izquierdas” no son “sujetos revolucionarios”, no saben cómo salir de la trampa en que viven y le apuntan a todo lo que represente el “poder”.

Todo lo anterior requiere un estudio y un análisis consistente que fue iniciado desde el siglo pasado por Guy Standing[9], pero que debe ser continuado para entender a fondo lo que está ocurriendo debajo de la superficie de la sociedad capitalista actual. Esos sectores sociales vienen identificando sus intereses, y a su manera (en el marco del capitalismo) también luchan contra el “estatismo” como lo explica muy bien Pablo Stefanoni y Fernando Molina en sus escritos (Nueva Sociedad y Anfibia)[10].

E-mail: ferdorado@gmail.com  / Blog: https://cutt.ly/zeDxiG7

[1] Zibechi, Raúl (11.11.2019). Bolivia: un levantamiento popular aprovechado por la ultraderecha. https://desinformemonos.org/bolivia-un-levantamiento-popular-aprovechado-por-la-ultraderecha/

[2] Salazar, Gabriel (2019). El «reventón social» en Chile. https://nuso.org/articulo/protestas-Chile-estudiantes-neoliberalismo/

[3] Stefanoni, P. y Molina, F. (13.11.2019). ¿Cómo derrocaron a Evo?: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262362&titular=%BFc%F3mo-derrocaron-a-evo?-

[4] Solón, Pablo (25.02.2016). Algunas reflexiones, autocríticas y propuestas sobre el proceso de cambio en Bolivia https://pablosolon.wordpress.com/2016/02/25/algunas-reflexiones-autocriticas-y-propuestas-sobre-el-proceso-de-cambio/

[5] Aguirre, Milagros (07.11.2019). Las medias verdades de una rebelión de 11 días. http://www.rebelion.org/docs/262149.pdf

[6] Marx, Carlos (1871). “La guerra civil en Francia”.

[7] Abdullah Öcalan es un dirigente político kurdo, presidente del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Está condenado en Turquía a cadena perpetua por cargos de terrorismo y separatismo armado. Impulsor del “confederalismo democrático”.

[8] Sputnik. (14.11.2019). Moscú reconoce a Jeanine Áñez como la presidenta interina de Bolivia hasta las elecciones: https://mundo.sputniknews.com/politica/201911141089316206-moscu-reconoce-a-jeanine-anez-como-la-presidenta-interina-de-bolivia/

[9] Standing, Guy (2003). El precariado: una nueva clase social. Editorial Pasado y Presente. 

[10] Nueva Sociedad: https://nuso.org; Anfibia: http://revistaanfibia.com/

Recuperado de: Proclama del Cauca. Domingo 15 de Diciembre de 2019 https://www.proclamadelcauca.com/golpes-de-estado-y-contra-revoluciones/

 

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La minga del Cauca: justa protesta de las comunidades indígenas

 

Por Néstor Pardo

Secretario del PTC en el Cauca

El 10 de marzo más de 15 mil indígenas, afros y campesinos, organizaciones sociales y procesos populares de los departamentos del Cauca, Huila, Nariño y otras regiones del país iniciaron la “Gran minga por la defensa de la vida, el territorio, la democracia, la justicia y la paz” que exige el cumplimiento de más de mil acuerdos incumplidos por este y los anteriores gobiernos durante décadas.

Señala un comunicado del Cric: “La figura presidencial construida sobre el discurso beligerante de la guerra ha escondido las problemáticas sociales, económicas y culturales de los pueblos indígenas, sectores sociales y procesos populares… Pero ahora los problemas de la vida real de los colombianos están exacerbados y agravados por un conflicto interno y una crisis económica, social, cultural y ambiental que golpea muy duro al pueblo colombiano… Por ello se hace necesario, imprescindible e inaplazable este caminar colectivo desde el suroccidente”.

Las comunidades movilizadas en minga han manifestado públicamente que:

  •   Desde el Cauca, Huila, Valle y Caldas proponemos al país creer y construir el proyecto de vida colectivo para el buen vivir de los pueblos, pues el actual nos impone muerte, desolación, destrucción y afectaciones a los planes de vida de todas y todos.
  • Como pueblos unidos exigimos al Estado el respeto y las garantías para la materialización de los derechos civiles, políticos, culturales, económicos, colectivos y de medio ambiente que la Constitución, la ley, la jurisprudencia de las altas cortes y los instrumentos internacionales de derechos humanos y que protegen los derechos de los pueblos indígenas.
  • Los pueblos indígenas, campesinos, afros, sectores populares y organizaciones sociales, hemos venido construyendo paz desde los territorios, y en este sentido queremos que el Gobierno Colombiano garantice la paz mediante los Acuerdos de Paz firmados y los diálogos que faltan con los demás actores armados legales e ilegales que desarmonizan nuestros espacios de vida.
  • Provenimos de la madre tierra y como madre la defendemos y cuidamos incluso con la vida que ella nos entregó. La madre tierra no es un objeto para explotar y mercantilizar, por el contrario, para los pueblos en minga, el territorio es un espacio de vida y nuestra única oportunidad para seguir perviviendo física y culturalmente.

La soberbia y el revanchismo son características sin par que viene mostrando el gobierno en los siete meses de administración. No podría ser de otra forma, estas son, entre otras, señales particulares de que Álvaro Uribe es el regente de Duque.

Así lo corrobora la muestra de desdén y represión que ha tenido el gobierno frente a las comunidades indígenas del Cauca desde el inicio del mandato, hasta hoy que desplegó un fuerte operativo militar y policial para, primero, birlar los acuerdos que estas comunidades, a fuerza de lucha, tesón y razón, han logrado con el Estado y, segundo, violentar la justa protesta y respuesta organizada de la minga ante el desprecio gubernamental.

La inclusión de las comunidades étnicas en el Plan Nacional de Desarrollo, la protección a los líderes sociales, el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos, el uso de la tierra, la garantía de respeto de las consultas previas, el respeto a la soberanía y la defensa de la paz son las demandas que le extendieron a Duque desde el mismo momento de su posesión y que no fueron cumplidas en los gobiernos de Uribe y Santos. Así lo afirma Giovanni Yule, líder del Cric, cuando manifiesta que en agosto pasado él mismo “le entregó a Duque una carta en la que le manifestaba el deseo de toda su comunidad de iniciar conversaciones para trazar una ruta en su gobierno que permitiera subsanar las necesidades prioritarias de los pueblos étnicos y campesinos”.

La respuesta del gobierno ha sido tramitar una ley en el Congreso que volvería inane la función ecológica y ambiental al uso de la tierra, con el afán de entregarla a su majestad el mercado para que termine en manos de las multinacionales. Igual pretenden con las consultas previas a las comunidades en materia de explotación de la gran minería y obras de infraestructura.

Muchas de las aspiraciones de la Minga del Cauca son de naturaleza política alrededor de la defensa del medio ambiente, la democracia y la vida, como oponerse al monopolio de las comunicaciones, al uso del fracking, la defensa del mecanismo de tutela, la garantía a la vida de los líderes sociales y el derecho a la protesta social.

El gobierno también escamoteo del plan Nacional de Desarrollo el capítulo étnico que desapareció de la estructura central, así como los 3,6 billones de pesos que son necesarios para cumplir con los compromisos del Estado frente a estas comunidades indígenas del Cauca en busca de tierra, trabajo y libertad.

La movilización completa 12 días con concentraciones y bloqueo a la vía Panamericana en La Agustina, Santander de Quilichao; El Pital, Caldono; El Descanso-Siberia y El Cairo-Cajibío.

Las comunidades movilizadas exigen la presencia del presidente de la República “para darle a conocer las problemáticas que afectan al territorio y a la población, y presentar alternativas desde los planes de vida de las distintas comunidades”.

En concreto exigen al presidente Duque que cumpla lo acordado en más de una decena de reuniones de diálogo y concertación realizadas con su gobierno, en cuanto a incluir en el articulado del Plan Nacional de Desarrollo un capítulo especial que garantice las inversiones acordadas para las comunidades étnicas y no como lo hizo en un simple documento anexo del Proyecto de Ley del PND presentado al Congreso. El presidente Duque se niega a venir al Cauca y a dialogar directamente con las comunidades, desatendiendo los llamados de los gobernadores del Cauca, Nariño y Valle.

La protesta de la minga ha despertado un enorme apoyo y solidaridad de la población colombiana y de la opinión internacional, a pesar de la macartización, la maniobra y la mentira desplegadas como respuesta por el gobierno de Duque. Los millones de voces que claman por el cumplimiento a los acuerdos de paz, igual claman por el respeto y los derechos de las comunidades indígenas del Cauca y del país entero.  (21 de febrero de 2019).

Recuperado de La Bagatela.  Partido del Trabajo de Colombia. Néstor Pardo https://labagatelaptc.blogspot.com/2019/03/la-minga-del-cauca-justa-protesta-de.html

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NO CEDER AL CHANTAJE IMPERIAL

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Popayán, 19 de febrero de 2019

La agresiva campaña impulsada por Trump (manipulado por asesores neocons) para derrocar al presidente Maduro de Venezuela, crea una de aquellas situaciones en las que no hay posibilidad de ser “medias tintas” o neutral Se está de acuerdo o no con el chantaje; así de sencillo.

El chantaje dice: Si Maduro no renuncia y si no se convoca nuevas elecciones, lo derrocamos. Y rematan: “Están sobre la mesa todas las opciones”, o sea, “es a las buenas o a las malas”.

Indudablemente es una situación muy compleja. Hay que revisar la historia y abordar la trama de la vida en su múltiple complejidad para no caer en posiciones mecánicas y lineales. Pienso que los intelectuales de avanzada que firman esta declaración internacional sobre Venezuela (https://goo.gl/E4xhix),  a pesar del tacto y la argumentación expuesta, ceden a la encerrona.

El chantaje es usado por Trump para atacar al senador demócrata Bernie Sanders que está a la cabeza de quienes exigen aumentar los impuestos a los “ricos” (multimillonarios que son el 1% de la población). Trump parece no ser consciente de los planes de los Pence, Pompeo, Rubio y demás oscuros personajes que son agentes de los que en la sombra manejan el “Estado profundo” de USA.

El chantaje ha sido utilizado por los gobiernos del imperio desde 1959 cuando Fidel Castro a la cabeza del pueblo cubano derrocó al dictador Fulgencio Batista. Y continuó con el chantaje al gobierno sandinista de Nicaragua cuando en 1978 derrocaron a Anastasio Somoza, otro dictador a sueldo de Washington. Ha sido siempre su instrumento de amenaza y extorsión.

Pero en el caso de Venezuela la situación es más dramática y paradójica. En abril de 2002, solo tres (3) años después de la elección del presidente Chávez, sin mediar presiones, amenazas o chantajes, el imperio norteamericano orquestó y efectuó un golpe de Estado con algunos elementos de la oligarquía parásita de ese país. Dicho intento fue derrotado por el pueblo venezolano con un contragolpe social y político que significó una dura derrota para el gobierno de Bush (EE.UU.).

A lo largo de 16 años la oposición golpista no pudo derrotar al “chavismo”. Cuando en diciembre de 2015 obtuvo mayorías en la Asamblea Nacional, el presidente de ese organismo (Ramos Allup) anunció que en menos de 6 meses “saldrían de Maduro”. A partir de ese instante, el gobierno inició lo que llamo “deriva autoritaria”, monopolizó el TSJ, destituyó a la Fiscal Ortega, convocó una ANC y adelantó las elecciones presidenciales, a las cuales la oposición no acudió.

Si la oposición hubiera desarrollado a partir de ese momento (2015) una estrategia democrática y pacífica, muy seguramente “otro gallo cantaría”. Lo más seguro es que hubieran derrotado al gobierno en elecciones. Pero las derechas venezolanas no son autónomas, son entreguistas y pro-imperiales. Sus “guarimbas”, tácticas, discurso, todo es elaborado por las agencias de inteligencia estadounidense como lo demuestran Cohen y Blumenthal en este texto (https://goo.gl/sF9PRs).

Para completar el cuadro deben analizarse otros factores internos y externos. A pesar de los “errores” cometidos por la dirigencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela, como sus prácticas autoritarias de gobiernos acosados por el imperio, en su gestión gubernamental lograron construir una base social que valora sus esfuerzos y no acepta imposiciones extranjeras; por primera vez en su vida, han accedido a servicios sociales de calidad (educación, salud, vivienda, otros) y, por ello, apoyan a sus gobiernos más allá de formalidades “democráticas” y presumidas “libertades”.

Además, la injerencia de los EE.UU., aunque se disfrace de defensa de los DD.HH. y de ayuda humanitaria, tiene un claro e innegable objetivo geopolítico. Lo ocurrido en Afganistán, Irak, Irán, Libia, Siria, etc., lo demuestra. Utilizan la “democracia” y “libertad” para derrocar “dictadores no sumisos” al poder imperial de USA, pero una vez logrado el propósito no pueden ser coherentes con su discurso. La vindicta y la desaparición física de sus adversarios ha sido su práctica probada.

Hoy los países que sufrieron la “intervención humanitaria” de la OTAN, viven una situación de desmembramiento territorial y desestabilización política que es utilizada por “Occidente” (EE.UU. y UE) para expoliar sus riquezas y tratar de impedir la expansión en esas regiones de otras potencias económicas (Rusia, China, India) que, aunque no utilizan políticas imperialistas, compiten con fuerza económica y aprovechan la decadencia estadounidense. Es lo que ellos no quieren aceptar.

De acuerdo a Thierry Meyssan (Red Voltaire) esa es la estrategia de los EE.UU. Quieren destruir los precarios Estados “nacionales” de Latinoamérica. Ese es el objetivo de la guerra que inicia por Venezuela, sigue con Cuba y Nicaragua, pero pretende desestabilizar toda la región e impedir que nuevos gobiernos “progresistas” (llamados por ellos “socialistas”) se consoliden en México, surjan en Colombia y Perú o recuperen los gobiernos en Ecuador, Brasil, Argentina o Chile.

Por ello hay que identificar las estrategias de las oligarquías de cada país. Utilizan la “amenaza castro-chavista” para montar gobiernos más autoritarios que aquellos que quieren derrocar; como ocurre en Colombia y Brasil, en donde los gobiernos de Duque y Bolsonaro impulsan políticas para cerrar todas las vías democráticas frente a la resistencia popular que está en proceso de estallar como reacción al deterioro de la situación económica y la crisis fiscal que viven sus Estados[1].

¿Por qué los intelectuales no exigen nuevas elecciones en Honduras, Brasil, Paraguay o Guatemala en donde han ocurrido golpes de Estado o hechos de corrupción que generan grandes dudas sobre la legitimidad de sus gobiernos? ¿Por qué los EE.UU. apoyan a regímenes autócratas como los de Arabia Saudita y otros, que violan flagrantemente los derechos humanos y niegan la libertad de sus ciudadanos? ¿Por qué no se cuestiona la democracia de EE.UU. en donde los mecanismos electorales no reflejan la voluntad de la mayoría de los votantes?

¿Creen los intelectuales que cediendo al chantaje se va a parar la guerra regional? ¿Será que la oposición golpista de Venezuela de un momento para otro se convertirá en un dechado de democracia o en agentes de la supuesta libertad? ¿Por arte de magia el imperio va a desechar sus prácticas golpistas e injerencistas? ¿Quiénes han invertido miles de millones de dólares para apoderarse de las reservas de petróleo y de minerales de Venezuela, de la noche a la mañana van a respetar la autonomía de los pueblos y la autodeterminación de las naciones?

No será así, queridos amigos intelectuales. No podemos ser ilusos. La vida es más cruel, dura, difícil, injusta y compleja con respecto de lo que nos dice la teoría y, así no sea lo ideal y perfecto, para no quedar del lado del histórico enemigo de los pueblos latinoamericanos y de sus oligarquías criminales, hay que resistir y rechazar el chantaje. Así no nos guste Maduro o su política.

Si para impedir la guerra hay que recurrir al apoyo de Rusia y China, con el fin de equilibrar las fuerzas geopolíticas, hay que hacerlo. Hay que desenmascarar la falsa “ayuda humanitaria” que es una herramienta de guerra en manos del imperio. Y en lo interno, el pueblo venezolano debe organizarse con autonomía para retomar las banderas de un verdadero movimiento que, como dice Boaventura de Souza Santos, “revolucione la democracia y democratice la revolución”.

No dudemos; hay que rechazar de plano el chantaje imperial de la mafia que gobierna los EE.UU.

Nota: En Colombia, Uribe cede al chantaje gringo. Va a incendiar el país y ponerlo al servicio de la guerra para impedir su extradición a los EE.UU. y/o detener los numerosos juicios que lo comprometen con el narcotráfico, con los miles de asesinatos del paramilitarismo, con la manipulación de testigos y la interceptación de comunicaciones de políticos y periodistas.

[1] El Plan de Seguridad y el Plan de Desarrollo de Duque en Colombia es autoritario y antidemocrático; se promueve la guerra interna y externa; se crean grupos masivos de informantes, se niega la consulta previa a comunidades, se fortalecen los aparatos represivos, y se persigue a la oposición usando una Fiscalía y órganos de control politizados.

Recuperado de: blog de Fernando Dorado. Arañando el cielo y arando la tierra https://aranandoelcieloyarandolatierra.blogspot.com/

 

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ESPERAR LO MEJOR, PERO ESTAR PREPARADO PARA LO PEOR

Colombia: una coyuntura política que va más allá de lo electoral

Popayán, 28 de abril de 2018

“La realidad siempre supera la ficción”.

Después del 11 de marzo/2018 la campaña electoral que lidera Gustavo Petro, candidato de la Colombia Humana, ha tomado la delantera en Colombia. Suma preferencias, llega a nuevas audiencias y rompe los techos de resistencia que pronosticaban los medios. Aunque las encuestas lo ubican detrás de Duque –el que señaló Uribe– el ex alcalde de Bogotá es el candidato con mayor poder de convocatoria y el que aglutina las miradas y expectativas de la opinión pública.

En el último mes y medio ha llenado –una tras otra– numerosas plazas de ciudades intermedias y capitales de departamentos en una especie de “campaña admirable”; multitudinarias y festivas concentraciones ciudadanas muestran el entusiasmo desbordado de sus seguidores. Es el fenómeno político del momento. En los debates televisivos con otros aspirantes, ha mostrado su preparación académica, excelente capacidad comunicacional y gran consistencia conceptual.

En las siguientes tesis intento demostrar que no estamos frente a cualquier evento electoral; hoy la situación de Colombia es inédita y algo especial. Lo que ocurre no se había visto desde las épocas de Gaitán y supera –por la facilidad de las comunicaciones actuales– lo realizado por otras figuras de izquierda. Muchos analistas y estudiosos empiezan a reconocer que estamos presenciando algo más que una simple y rutinaria sucesión presidencial. ¡Puede ser histórico!

Es la irrupción de un proceso social y político con raigambre popular que cuenta con un movimiento, un líder y una propuesta. Aglutina acumulados de décadas de resistencia al modelo de desarrollo imperante que por la interferencia del conflicto armado no se habían expresado plenamente; tiene un candidato con calidades excepcionales y experiencia demostrada; y un programa parcialmente construido en el gobierno de la capital de la república que en su área metropolitana aglutina a la quinta parte de la población colombiana (10 millones de personas).

Petro y su gente enfrentan a la oligarquía más rancia, conservadora, experimentada y criminal de América Latina; arrodillada y servil a los intereses estadounidenses. Esa casta dominante ha logrado presentar ante el mundo su régimen político corrupto, excluyente e injusto, como si fuera un ejemplo de democracia. Petro aspira a gobernar uno de los países con mayor desigualdad del planeta, en medio de los esfuerzos por terminar una guerra de 70 años que fue –en verdad – una contrarreforma agraria violenta y armada que despojó de sus tierras y desplazó hacia centros urbanos a más de 6 millones de campesinos y habitantes rurales (indígenas, negros y mestizos).

Es un país que a pesar (¿o gracias a?) de la guerra y la presencia desde hace cuatro (4) décadas de la economía del narcotráfico (coca, marihuana, amapola) ha logrado convertirse en la 4ª economía de la región latinoamericana después de Brasil, México y Argentina. Allí, han surgido conglomerados financieros que se lucran de la situación estratégica del territorio, la expoliación de sus inmensas riquezas naturales, la sobre-explotación de sus habitantes y la canalización de recursos de la narco-economía, y con base en ello, han construido alianzas con empresas transnacionales que les garantizan importantes inversiones en América Latina, EE.UU. y Europa.

A esa realidad se enfrenta un pueblo que va reviviendo legados y reconstruyendo esperanzas; en ese empeño están gentes sencillas que se apoyan en ese valiente dirigente; en ese tremendo reto está involucrado un líder que se ha hecho en medio de las contingencias de un país que sueña con salir de las tinieblas; en esa tarea está empeñada una ciudadanía que quiere superar las actitudes y costumbres coloniales impuestas a la fuerza y con engaños por unas clases dominantes obtusas y excluyentes.  Y en el núcleo de ese movimiento están las nuevas generaciones que se niegan a soportar tanta calamidad e injusticia.

Ideas para el análisis de coyuntura (hipótesis, tesis y propuestas)

  1. El imperio estadounidense y la oligarquía colombiana –en este instante de la vida global, regional y nacional–  harán hasta lo imposible para impedir que Gustavo Petro sea el presidente de Colombia. Esta afirmación no se hace al estilo “neo-zapatista” (Sub-comandante Galeano o Marcos, ver: https://bit.ly/2r6e26W) por cuanto no tiene la intención de desestimular el esfuerzo y el entusiasmo electoral que existe en Colombia. Al contrario, ¡hay que empujar con toda!
  2. México y Colombia son las cabezas principales del más brutal colonialismo heredado desde siglos atrás (Alianza del Pacífico); la llegada de políticos progresistas a los gobiernos de esos países atenta contra los intereses del Imperio, mucho más frente a la guerra geo-económica que hoy libra con China y Rusia y la situación conflictiva con América Latina, especialmente en Venezuela y Brasil. Un triunfo electoral alternativo en esos países puede generar un ambiente de positivismo popular y progresista en todo el continente que no le conviene para nada al establecimiento estadounidense. Pero también, para la oligarquía colombiana tal eventualidad es una verdadera pesadilla dado que tiene tras de sí una enorme cadena de crímenes (asesinatos, corrupción, podredumbre) que quiere ocultar y enterrar. Ellos saben que Petro no es un político manejable y están seguros que es un peligro para sus intereses como lo afirmó el escritor Mario Vargas Llosa, connotada figura de las derechas iberoamericanas (https://bit.ly/2GyNK4s).
  3. Antes que Petro empezara a crecer y a desencadenar la “ola” ciudadana y popular que está en desarrollo, el grueso de la casta dominante estaba convencida que, al derrotar a las Farc, toda la izquierda y los sectores populares no iban a tener capacidad de reacción inmediata. Así, ellos parecían dispuestos a aceptar fórmulas de gobierno “moderadas” como las de Sergio Fajardo, aunque sospechaban (y temían) que un triunfo de él, a pesar de su “tibieza”, podría alentar en lo inmediato la aparición de nuevas fuerzas democráticas. Los ideólogos de las castas dominantes no previeron lo que hoy se está presentando, pero tienen detrás asesores gringos (y a otros como J.J. Rendón) para diseñar estrategias “no convencionales” para este tipo de emergencias.
  4. Hoy la situación es cualitativamente diferente. Lo que se puede dilucidar es que una buena parte del pueblo se había deslindado instintiva y espontáneamente de las Farc y en general de las guerrillas, y lo había hecho en contravía a las fuerzas de izquierda. Por ello, la derrota del SI en el Plebiscito (02.10.2016), no fue asimilada por esos amplios sectores populares como una derrota sino como un triunfo de los escépticos y críticos de esa falsa paz. Tanto las “izquierdas” como las derechas leyeron mal esos resultados; en realidad lo que había por dentro, por debajo y subterráneo, era una justificada inconformidad y un rechazo a la demagogia pacifista de Santos, a la politiquería anti-pacifista de Uribe y al triunfalismo de las Farc y de la izquierda “fariana”. Ese inconformismo e indignación latente es la que se expresa y desencadena ahora y utiliza para ello la única “válvula de escape” que existe que es la candidatura y la campaña electoral de Petro.
  5. Hay varios hechos que nos llevan a pensar, a prefigurar, que se está preparando un nuevo acontecimiento –un complot criminal– como los llevados a cabo en 1948 y 1970. Un fraude electoral monumental no solo para impedir un gobierno de Petro sino, principalmente, para provocar una situación excepcional y tratar de liquidar el “proceso de cambio” que en Colombia recién está en sus inicios (a pesar de todas las experiencias y fuerzas populares y “revolucionarias” que existen pero que están dispersas y desorganizadas). El magnicidio del candidato también debe estar en esa agenda, pero es posible que no lo consideren necesario en una primera instancia, aunque uno no sabe a qué atenerse con personajes como Uribe y Santos para los cuales un enemigo puede ser “un buen muerto” (https://bit.ly/2r6gqdF).
  6. Creemos que esa maquinación está siendo diseñada para usar fuerzas mercenarias, pero, también, para tratar de estimular y utilizar a algunas bases despistadas “farianas” y sectores del lumpen para generar caos, saqueos, incendios y muertes indiscriminadas. En ese libreto, detrás del complot aparecerían las Farc que estarían “desesperadas”, un ELN y EPL “revitalizados”, y un gobierno venezolano enemigo. Incluso, es posible que involucren a supuestos “agentes rusos” que –de acuerdo a ese relato– estarían actuando en coordinación con las fuerzas de Petro. Es lo que han venido montando y orquestando en todo el mundo, incluyendo los EE.UU., y no es extraño que intenten hacerlo en Colombia. Todo puede suceder hasta que ocurre.
  7. Los siguientes hechos que están en desarrollo son sustento de esa hipótesis: a) Descaradamente han violado los acuerdos y no les importa que los ex-combatientes de las Farc se regresen al monte (lo de Santrich hace parte de ese plan); b) No les interesa la pacificación del ELN, lo han dejado crecer militarmente como ocurre en Catatumbo, Chocó, Nariño y Cauca; c) Hicieron un experimento de cómo se pueden generar saqueos con el caso de las “súper-tiendas” que supuestamente eran propiedad de testaferros de las Farc (tuvieron que liberar a los dueños); d) Están deslegitimando a la JEP y a todas las Cortes Judiciales; e) Imponen la matriz de la existencia de una violencia generalizada y de una inseguridad sin control, como lo vemos en las fronteras, Medellín y numerosas ciudades y regiones; f) Todos los hechos y rumores que giran alrededor del Consejo Nacional Electoral CNE (entre ellos, las encuestas pagadas y manipuladas, la base ilegal de datos obtenida en las consultas electorales del 11 de marzo) apuntan a generar un clima de incertidumbre y desconfianza en la transparencia e idoneidad del órgano electoral (la verdad convertida en “posverdad” al servicio del complot para provocar reacciones intolerantes y masivas); g) Finalmente, la estigmatización de Gustavo Petro como un político “castro-chavista”, ahora con la ayuda de otros sectores políticos como los de la Coalición Colombia (y a veces, con la colaboración inconsciente del mismo candidato y de sus seguidores que en medio de su entusiasmo desmedido o desbordado les ayudan en ese propósito).
  8. El triunfalismo de las Farc que las llevó a la situación actual es fruto también de oscuras manipulaciones. La infiltración de sus filas está saliendo a relucir actualmente (caso de Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez). Una parte de los dirigentes y de sus mandos medios, con el argumento de impulsar la lucha civilista y electoral, se vienen acomodando al sistema y envían –tal vez sin querer– un mensaje negativo a sus bases. Los desmovilizados en las regiones, sometidos a los incumplimientos del gobierno se imaginan a sus dirigentes disfrutando de la gran vida y reaccionan negativamente ante ese hecho. La desbandada se generaliza y el gobierno la estimula. La minoría de los dirigentes, los más radicales e insatisfechos con los resultados del llamado “proceso de paz”, saben que cometieron muchos errores, pero no saben qué hacer. Están frente a una trampa de dos cabezas: el acomodamiento o la muerte (o la cárcel, o volverse al monte, o la clandestinidad). Como dijo Márquez: “Hoy valemos huevo” para el establecimiento; después de la entrega de armas el Estado colombiano en su conjunto les ha incumplido en casi todo (https://bit.ly/2HqN8xp). “Han cumplido más las FARC que el gobierno” dijo Ingrid Betancourt (https://bit.ly/2vXJ1Yw).
  9. Ese triunfalismo también se nota en las filas de Petro. La mayoría de sus “dirigentes” creen ingenuamente –fruto del “cretinismo parlamentario” que se impuso desde 1991– que la oligarquía va a respetar su falsa democracia y no han asimilado los hechos de perfidiaque denunció Jesús Santrich antes de ser encarcelado con pruebas prefabricadas por la DEA y violándole todos sus derechos jurídicos (https://bit.ly/2A6uhGW). Esos dirigentes no son conscientes de la gravedad de lo hecho con las Farc; no lo relacionan con lo que acaba de pasar con ex presidente Lula y Cristina Kirchner; menos lo identifican con los golpes de Estado que sufrieron los presidentes Manuel Zelaya en Honduras y Fernando Lugo en Paraguay en donde acaban de repetir un fraude; y ni siquiera están enterados de los intentos desestabilizadores contra Correa y Evo pero que no lograron coronar. Pero tampoco han evaluado en toda su dimensión lo que hicieron con el mismo Petro en la Alcaldía de Bogotá, que no fue poca cosa (persecución, destitución ilegal y guerra psicológica con Procurador a bordo, terrorismo mediático, acoso financiero, cerco y engaños del gobierno nacional, etc., etc.). ¿Para qué más evidencias?
  10. Todo lo anterior ha estado traspasado por la campaña de desprestigio de la necesidad de una verdadera organización de los pueblos y de los trabajadores para lograr sus metas. Impusieron a nivel mundial la matriz ideológica de que el “partido leninista” es el germen del autoritarismo ortodoxo de izquierda y, con ello, han logrado hacer creer que no hay necesidad de organización, que la multitud espontáneamente va a lograr o hacer los cambios sin más que su voluntad. Claro, ellos, los poderosos capitalistas sí están organizados al más alto nivel, cuentan con inteligencia especializada (tanques de pensamiento, centros de planeación estratégica, clubes y núcleos de poder plutocrático), tienen mandos militares estrictamente coordinados, usan omnipotentes medios de comunicación, y lo principal, saben el valor que tiene estar organizados y preparados para la guerra. Saben qué es una guerra y que la lucha política es una verdadera guerra.
  11. La pregunta del millón es ¿Qué hacer? Si no se está preparado para enfrentar un complot de ese tamaño, si no se tiene claridad y si no existe, aunque sea una mínima organización, se cae fácilmente en la trampa. Sin previsión la respuesta va a ser inducida. La principal tarea es ser consciente de esa posibilidad, tener presente la naturaleza de los enemigos, y por consiguiente, hacer todos los esfuerzos por desenmascarar y evitar la maquinación antes de que ocurra. El fraude electoral en Colombia es lo normal y rutinario como lo afirma Ariel Ávila en su última columna de la revista Semana titulada “Así se roban las elecciones en Colombia” (https://bit.ly/2HT6U8p). Para tratar de impedir el fraude y responder al reto hay que organizar una fortísima y especializada estructura electoral, en cada mesa y en cada rincón de Colombia y en el exterior. Pero para enfrentar la provocación, el complot para generar violencia e implicar a las fuerzas progresistas, hay que tener preparadas y listas unas orientaciones prácticas para aislar los núcleos de violencia. Sólo con máxima disciplina, paciencia democrática, templanza ante la provocación, una vertical actitud civilista y un diseño comunicacional autónomo, se podrá hacer evidente el fraude y neutralizar el complot terrorista-golpista orquestado por el mismo establecimiento. Solo la conciencia de que ello puede ocurrir, como ya ha pasado antes, nos puede preparar masivamente para diseñar la estrategia correcta.
  12. Y no olvidar lo principal: El triunfalismo es resultado de no estar preparado para el triunfo o para la derrota. La confianza desmedida en las propias fuerzas y la insulsa subestimación de la capacidad del contrario, es una combinación letal que lleva al fracaso.

No podemos olvidar la historia. El pueblo colombiano está avanzando a pasos agigantados, pero son los dirigentes los que debemos colocarnos a la altura de nuestras responsabilidades.

Recuperado de https://aranandoelcieloyarandolatierra.blogspot.com.co/2018/04/esperar-lo-mejor-pero-estar-preparado.html#.WunWMaQvzIU

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¿Es posible una guerra relámpago en Venezuela?

Vielma Franco

Los recientes señalamientos efectuados por el presidente estadounidense Donald Trump, sobre la posibilidad de intervenir militarmente Venezuela, han desatado un conjunto de afirmaciones desde la narrativa antichavista, conjugándose de esa manera la idea, bastante peligrosa, entre un grupo importante de promotores y seguidores del antichavismo, de que una «guerra relámpago» en el país sería posible, con el esperado «final feliz» de la deposición rápida del chavismo en el Gobierno.

AGOSTO 15 DE 2017, 12:39 PM

Los enunciados de una guerra mediante intervención militar gringa en Venezuela son temerarios cuando vienen precisamente de venezolanos. Se han apreciado tal tipo de expresiones en redes sociales y en otros espacios de la mediática, irrumpiendo los argumentos de que una intervención militar norteamericana «es necesaria», «tendría como foco único el gobierno y las instalaciones militares», «sería un mal menor de cara a la crisis económica actual», «es un dolor necesario que será breve», o que «no afectará a la población por tratarse de un golpe rápido a unas frágiles fuerzas armadas venezolanas».

La creencia de que una guerra sería una breve aventura necesaria, no pueden ser producto de otra cosa que del desenfreno antichavista visceral, que descontextualiza los hechos detrás de los conflictos armados recientes en otras latitudes del mundo, bajo la autoría de Estados Unidos.

Sobre estos aspectos es necesario hacer una serie de apuntes. Digamos que las afirmaciones de bolsillo que siguen, son de conocimiento público y podrían ser consideradas para debilitar la falaz tesis de una breve «y feliz» guerra en Venezuela.

El mito de la guerra relámpago

No hay referentes recientes. Las guerras de Afganistán, Irak, Libia y Siria fueron diseñadas desde su planteamiento estratégico como guerras relámpago. Desde sus variantes que van desde el uso de fuerzas regulares (Afganistán e Irak) hasta el despliegue en el terreno de factores no regulares mercenarios (caso Siria y Libia), la participación norteamericana se presentó públicamente en el uso rápido y efectivo de la fuerza, para producir cambios de régimen en esos países y la pacificación de las fuerzas en los países bajo asedio. O al menos eso estaba en el tapete, era lo que se vociferaba, una vez que en EEUU se lidiaba con los costos políticos de tales guerras.

Pero lo cierto en el terreno ha sido la prolongación de tales guerras, durante más de una década en los casos de Afganistán e Irak, a su vez que el conflicto sigue en pleno apogeo en Libia y Siria, con las respectivas salvedades en todos los casos. El esquema de guerra prolongada made in USA, se ajusta plenamente al esquema de desarrollo armamentista y al empuje del complejo industrial-militar norteamericano y de los países que integran la OTAN, quienes necesitan que los conflictos sean prolongados. No hay un solo hecho bélico en era reciente que demuestre que EEUU efectivamente ejecuta guerras relámpago. De hecho, parece que no quieren que sean breves o que no han podido lograrlo en ninguno de esos países.

El factor de las fuerzas en el país asediado. Las fuerzas armadas venezolanas están, por mucho, mejor equipadas que la fuerzas militares regulares de Afganistán, Irak y Libia, antes de ser asediados. El ejército Talibán en Afganistán sufría un embargo de armas desde las últimas dotaciones gringas a mediados de los años 80, durante la Guerra de Charlie Wilson (Operación Ciclón) contra la URSS. En 2003 sobre Irak pesaban 13 años de embargo de armas, desde la «Tormenta del Desierto», cuestión claramente diseñada para debilitar y mellar sus fuerzas y líneas de defensa. Libia había desarticulado sus sistemas de armas, incluyendo las baterías de misiles Pechora, provenientes de la era soviética, y hasta 2008 sobre Libia pesaba un embargo de armas. Tuvieron que combatir aviones bombarderos y misiles Tomahawk, con baterías de poco alcance.

Con una reciente actualización en los sistemas de armas en Venezuela, las capacidades instaladas son bastante superiores a la de esos países, destacándose en esa existencia, aviones cazas estratégicos Sukhoi, un importante parque de Tanques T-72 y vehículos multipropósito y sistemas artillados Ural 43206. Por otro lado, los sistemas portátiles antiaéreos (codiciados por todo ejército regular e irregular en el mundo) 9K38 Igla, los sistemas de defensa aérea S-125 2M Pechora (de reciente generación) y el apetecido sistema S-300, destacándose en ese elemento el hecho de que Venezuela fue el primer país del mundo que recibió de Rusia tal sistema de armas, antes que Irán y Siria. Dotaciones similares de armas en los países señalados, hubieran hecho la historia bastante diferente.

Es difícil opinar sobre la moral y cohesión de las fuerzas en el terreno en cada uno de los países señalados. Incluso es difícil opinar en ese ítem en el caso venezolano, sin conocer la FANB a profundidad. Pero un dato que sí hay que subrayar es que las fuerzas armadas venezolanas, entre tropas profesionales, reserva activa y milicias, es una fuerza de 500 mil hombres y mujeres en armas, una cifra dos veces superior a las fuerzas sirias al momento del inicio del conflicto. Otro detalle que no hay que desestimar.

El concepto de defensa estratégica de Venezuela. La filosofía de defensa estratégica de Venezuela en tiempos de chavismo transformó su enfoque medularmente, posicionándose el concepto de «Guerra Popular Prolongada». Un esquema enmarcado en el entramado de la guerra irregular, de desgaste de fuerzas invasoras mediante la lucha de resistencia, aprovechando la ventaja del local y mediante el empleo de la fuerza de tipo escurridiza. Este no es un dato menor. Las fuerzas armadas venezolanas no están configuradas para el solo uso de la fuerza en condiciones regulares, también infieren la guerra irregular como un tipo de planteamiento que eleva los costos económicos y políticos del agresor. Una cuestión clave tratándose de un escenario hipotético de intervención gringa en Venezuela, a pocas millas náuticas de EEUU y en plena plataforma continental americana.

«No es lo mismo llamar al demonio que verlo llegar»

El desgaste del frente interno del adversario. Una eventual intervención militar en Venezuela, en tiempos de prolongada paz en casi toda la región, en lo que a la política norteamericana respecta, dista mucho de la visión de la guerra en países distantes para EEUU, como suele ocurrir en Oriente Medio, con sus realidades y de cara a la estigmatización de la maquinaria de propaganda norteamericana contra el mundo islámico. El caso venezolano da vuelta de hoja dramáticamente a ese elemento. Lo cual supone que el rol de las fuerzas venezolanas es resistir y prolongar el conflicto, para debilitar el frente interno (la opinión pública) en EEUU.

Sumemos a eso el contexto de caos subregional que desataría una intervención en Venezuela, bien sea por fuerzas regulares o mercenarias. Una cuestión políticamente inmanejable, que caotizaría Sudamérica y el Caribe, tanto en la proliferación de elementos de fuerza, como en la cuestión humanitaria. El Caribe podría parecerse al Mediterráneo con crisis de refugiados y todas sus derivaciones. Dicho de otra manera, para que Venezuela desarmara la guerra e inhabilitara al agresor, tendría que prolongar necesariamente el conflicto, como opción para repeler la intervención por vías políticas tambaleando las estructuras formales norteamericanas. Es esa una vía posible para ganar la guerra, dado el tamaño militar de EEUU, sumamente superior a las fuerzas regulares venezolanas.

La situación humanitaria interna. Hacemos un alto a las afirmaciones para una reflexión. Es insólito que seguidores de la oposición venezolana avalen un conflicto armado en Venezuela, bajo la ilusión de que la población sufrirá mínimo daño. Más insólito todavía es que esos seguidores de la oposición sean sectores descontentos con la crisis económica y que sufren enorme malestar por la intermitencia de productos básicos en los anaqueles. Definitivamente no tienen idea de cómo se vive en un país en guerra.

Las guerras en Irak, Libia, Siria y Afganistán pasaron por un proceso de destrucción total de las infraestructuras vitales, cadenas de bienes y servicios, empresas medulares y hasta servicios públicos básicos, relegando a la población entera al caos, hambre y carencias, deliberadamente, para que abandonen los territorios y se inhiban de resistir. Las probabilidades de morir en las guerras actuales son más altas estando en el lado civil que en el lado militar del conflicto. Son sumamente reseñadas también las bajas por «daño colateral», como las que actualmente se ven en Siria y las que fueron tristemente célebres en Libia, bajo los «bombardeos humanitarios» que abrían paso a los mercenarios en ese país y que arrasaron población civil. Las historias son interminables.

El común denominador en las guerras de los países señalados es que la crisis humanitaria es en esencia prolongada, más incluso que las escaramuzas militares. Un ejemplo emblemático es el caso de Afganistán. Aunque EEUU se declaró militarmente vencedor, depusieron al gobierno Talibán y aunque controlaron gran parte del territorio, casi 15 años después EEUU tuvo que negociar con los talibanes en armas, para pacificarles y crearles espacios políticos, reconociendo su persistencia como milicias tribales que controlan territorios. Aunque la guerra en Afganistán no es hoy lo que una vez fue y las tropas de EEUU en el país son mínimas, todavía salen cientos de miles de refugiados afganos productos del desastre humanitario que aún persiste. Se suman a los cientos de miles que salen de Siria, Libia y el África subsahariana. No hay soluciones relámpago a las crisis humanitarias de las guerras actuales.

Apunte al pie de página

La única guerra que se gana es la que no se pelea con las armas. Necesario es desarmar la guerra, antes que ella sobrevenga, para no lidiar con la tragedia del baño de sangre impuesto por los amos, la élite que intenta avasallar y capturar los recursos venezolanos en una vorágine típica del sistema de dominación norteamericana.

La tragedia de los conflictos armados debe ser sopesada más allá de orientaciones políticas. Y así debe analizarse la amenaza de Trump. La narrativa del antichavismo que ha logrado colocar un segmento (pequeño, pero no menos importante) de venezolanos a favor del conflicto y la intervención, imbuidos en la fantasía frenética y en la ignorancia de la guerra, es también una tragedia, que es políticamente necesario recalcular. No es un factor a banalizar. Reviste en sí mismo un problema serio de orientación política, que desdibuja el sentido común político. En Venezuela sólo hay un proyecto de país: el del chavismo. El del adversario es por otro lado un proyecto de colonia y hay quienes abiertamente y sin desparpajos se subordinan a él, bien sea apoyando, o bien sea legitimando los asomos de intervención militar cortesía de Mr. Trump.

Con la guerra, se abren posibilidades casi infinitas y es virtualmente imposible predecir si será relámpago o no, aunque casi siempre no es así y los indicios apuntan a que en el escenario venezolano, no será así. Y sobre quienes insisten en aupar la fantasía de la intervención, cabe entero el refrán popular: «No es lo mismo llamar al demonio que verlo llegar».

Vielma, F. Misión Verdad. Recuperado dehttp://misionverdad.com/COLUMNISTAS/es-posible-una-guerra-relampago-en-venezuela

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EN COLOMBIA LAS MAYORÍAS NO CREEN EN LA PAZ

“El verdadero acto es una ruptura después de la cual ‘nada sigue siendo igual’”.

Slavoj Zizek

Las mayorías en Colombia no creen en la paz. En la “paz” que ha vendido el gobierno y las FARC. Pero, tampoco les seduce la idea de “hacer trizas los acuerdos” que propone Uribe. Esas mayorías se expresaron el pasado 2 de octubre, y en general, de acuerdo a las consultas y encuestas hechas recientemente, no han cambiado su percepción. Por ello, muy pocos celebran los reiterados y promocionados “días históricos”.

Para algunos, incluidas las FARC y las izquierdas, como no se explican ese fenómeno, califican el escepticismo y la incredulidad como fruto de la ignorancia. Se dicen a sí mismos que es resultado de la manipulación de los enemigos de la paz y de los medios de información. Pero, si casi la totalidad de esos medios promovieron positivamente la propaganda del gobierno… ¿cómo se explica ese mentís? No lo pueden comprender.

No pueden aceptar que esas mayorías tienen la razón porque toda su construcción ideológica se derrumbaría. Portan un conjunto de ideas que no les permiten interpretar y comprender a la gente. No entienden el porqué la mayor parte de la población no identifica el desarme de las FARC con la paz. Y claro, la gente… ¡está en lo correcto! El sólo hecho de que no crea ni se entusiasme con esa “paz”, significa que es más “avispada”, menos ingenua, tiene más conciencia (así sea instintiva e intuitiva); sabe que es una farsa, sobre todo de parte del gobierno. Los incumplimientos a los acuerdos, los asesinatos de dirigentes sociales, los nuevos falsos positivos, la corrupción que carcome a las instituciones, se lo confirma a diario.

Es un engaño del gobierno porque solo le interesa despejar territorios para entregar los recursos naturales al gran capital, sin importarle nada más. Es un artificio de los imperios que utilizan la paz en Colombia pero hacen la guerra en todo el mundo. Es un delirio de las FARC que presentan su derrota política como un triunfo para mantener su “moral revolucionaria”, ocultando que –como dijo Timochenko en un arrebato de sinceridad el día de dejación de armas– fue el gobierno de EE.UU quien ordenó y autorizó todo.

Es una trampa porque la “lucha por la paz” le hace el juego a Uribe para que recupere el gobierno en 2018. Así, se eternizará el poder de los corruptos incluyendo los que utilizan la “paz” para engañar. Todos, o casi todos, hicieron parte del gobierno de Uribe, incluyendo los Santos, Samper, Serpas, Roys Barreras, Benedettis y demás. Es por ello que el mito de que la sociedad se movilizará por la paz no se será, menos teniendo como actores a las FARC o al ELN, y a nuestras izquierdas.

El problema está en la matriz del paradigma ideológico con el que vienen actuando las izquierdas (armadas y desarmadas) y que hizo crisis en las experiencias socialistas del siglo XX que el filósofo francés Alain Badiou llama a evaluar con profundidad y honestidad (http://bit.ly/2scFvmQ). La más sobresaliente y equivocada de esas ideas que se observa en Colombia y América Latina es la de creerse los “salvadores supremos”, que consiste en querer “hacerle la revolución al pueblo” ya sea por la vía armada o electoral.

Mientras no derrotemos esa idea no podremos reconocernos a nosotros mismos y, menos, seremos capaces de interpretar e interpelar a la gente. Así nunca acertaremos.

El acto histórico

La grandeza de un acto depende estrictamente del lugar desde el cual se lleve a cabo (Zizek). Nunca ese acto puede ser programado. Surge de la confluencia de situaciones acumuladas pero pocas veces prevista. Y siempre vendrá desde fuera del sostén simbólico.

La gran movilización popular por la paz se convirtió en Colombia en algo parecido al “paro cívico nacional”. La idealización y la búsqueda del “momento histórico”, el desenlace final, la largamente esperada culminación de nuestros esfuerzos, no se repitió ni ha ocurrido. Todos los actos realizados por el gobierno y las FARC, desde la entrega de secuestrados (o retenidos), la muerte (“bajas” o asesinato) de comandantes guerrilleros, los ceses de fuegos declarados, las firmas de acuerdos y, ahora, la dejación (entrega) de armas, tenían el mismo objetivo: generar júbilo por el fin del conflicto. Ahora viene el Papa Francisco a santificar la paz y a sus actores con la eucaristía y sus bendiciones. ¡Pero nada ha servido ni servirá!

El problema consiste en la incapacidad de reconocimiento. Frente a Uribe, a quien han terminado por identificar como el principal enemigo (limpiando en parte la imagen del imperio y de la oligarquía), las FARC (y las izquierdas) se ven como víctimas. Del otro lado, Uribe se muestra (aunque, él no lo crea ni lo sienta y de allí su ventaja) como una víctima de las FARC y se identifica con la “patria” que está en peligro por la amenaza castro-chavista. Ninguno se ve a sí mismo como victimario aunque la gente los percibe como víctimas-victimarios que no acaban de encontrarse para hacer la verdadera paz.

En Colombia vivimos una tragi-comedia que no genera risa porque no es resultado de la ceguera cruel de los espectadores (sociedad), ni produce lágrimas porque tampoco es fruto de la incomprensión de esa realidad que los rivales protagonizan, sino que es una comedia trágica porque son los actores mismos los que no se dan cuenta de lo ridículo de su papel y de que el teatro (o circo) ha empezado a quedar vacío, y que en las graderías van quedando solo los interesados en que la farsa continúe y se eternice.

El verdadero acto histórico ya ocurrió el 2 de octubre. Es la mancha que daña la pintura. Lo realizaron los abstencionistas, pero también muchos de los que votaron por el NO y por el SI, contra Santos o contra las FARC pero no por Uribe. Y también lo protagonizaron –días después–, los jóvenes de las grandes ciudades que salieron a las calles a tratar de forzar a los actores para que arreglaran ese entuerto entre ellos. Pero todos, gobierno-guerrilla-Uribe, leyeron ese acto como apoyo a sus propias causas y por ello la tragicomedia continuó.

Cada quien sigue jugando su papel en un espacio con cada vez menos público que, a su vez, espera que aparezcan otros actores y otras temáticas más cercanas a su realidad (algo parecido, pero con los personajes invertidos, ocurre en Venezuela).

El encuentro entre las FARC y la sociedad

De todas maneras hay un hecho positivo. Las FARC sin armas, paulatina e inexorablemente, se van a ir encontrando con la sociedad, y la gente tendrá que acostumbrarse a su presencia en el escenario político.

Surgen varias preguntas: ¿Será la sociedad capaz de ver a las FARC de otra manera? ¿Creerán los dirigentes de las FARC que la sociedad colombiana los va a aceptar plenamente y se va a “enamorar” de inmediato de sus ideas y actitudes? ¿La sociedad colombiana será capaz de acoger a los guerrilleros pero sin apoyar sus propuestas políticas? ¿Las FARC se “legalizarán” hasta el punto de renunciar a sus ideales revolucionarios? ¿La insurgencia cambiará y con su acción conseguirán que la sociedad se transforme? Y se pueden plantear muchas más preguntas y variantes en ese mismo sentido. Lo principal es entender que el “encuentro” nos permite “ver” de otra manera y descubrir lo que la idealización (los esquemas) no nos permitían ver antes.

 

La clave está en que estemos dispuestos a cambiar. Las mayorías no odian a las FARC pero si les temen. Si ellos siguen en la línea de querer mantener la imagen de poderío (no reconocer sus errores ni sus derrotas) no van a poder mostrar lo que la gente no conoce de ellos. Así se esfuercen en presentar otra imagen, con logos, palabras, publicidad y marketing político, mientras no derroten en su interior la idea de ser los “salvadores del pueblo”, no podrán compenetrarse con las mayorías sociales y continuarán por el camino ya recorrido por las izquierdas latinoamericanas: o quedarse en la marginalidad gritando consignas desde ínfimas sectas fundamentalistas o, ser instrumentalizados (domesticados) por el gran capital para que administren sus desprestigiados Estados, mientras ellos rehacen sus fuerzas imperiales y capitalistas para retomar su papel (como está ocurriendo en países vecinos).

En las primeras de cambio no se observa sino más de lo mismo. Y por ello, surgen preguntas como ésta: ¿Cómo es posible que una guerrilla tan poderosa que no reconoce su derrota (por eso no “entregó” las armas) de un momento a otro esté a merced del gobierno (Estado) recurriendo a huelgas de hambre para que les cumplan los acuerdos y compromisos firmados?

Hay algo que no cuadra… ¿o me perdí de algo?

La actual situación de las FARC se acerca al momento en que “perdemos algo que nunca poseímos”. Es el instante en donde se comprende que la única fuerza real (más allá de armas o de palabras) es el apoyo efectivo del pueblo que hasta el momento, en su caso, solo ha sido una ilusión. Es la misma ilusión que tiene al ELN contra la pared de sus fantasías. Pero, deben estar aprendiendo mucho en las últimas semanas.

Posdata: Lo que se rechaza es la «demagogia pacifista», molesta que la «patota corrupta» sea la que se haya tomado la consigna de la paz para engañar. Pero, las gentes en general aceptan que las guerrillas se desmovilicen aunque sospechan que ello no garantizará la paz, menos cuando la desigualdad, injusticia e inequidad se mantienen, y al lado, la economía del narcotráfico y de la minería ilegal, seguirá siendo el combustible de todo tipo de violencias y delincuencias. Y si no se derrotan los corruptos, vamos por la vía de México o de Brasil donde no hay guerrillas fuertes pero si unas mafias asesinas que dan miedo. Y así, en 20 años posiblemente estemos peor.

«DEBEMOS SACAR NUESTRO PROPIO BALANCE DE LAS EXPERIENCIAS DEL PASADO»

Pregunta: En su último artículo usted afirma que uno de los elementos sin el que nunca se pondrá fin a nuestra actual servidumbre frente al sistema capitalista es una organización sólida con vistas a establecer los elementos constitutivos de la vía comunista. Afirma que eso representa un punto vital en la constitución de una alternativa progresista válida a largo plazo. En su opinión, ¿cuál es el elemento central que falta a las organizaciones de la izquierda radical, de los comunistas, para garantizar esta solidez organizativa de base?

Respuesta: Es un problema complicado porque me parece que la mayoría de las organizaciones que mantienen con vida la hipótesis comunista en el mundo lo hacen sin haber establecido completamente el balance de lo hecho en el pasado. Como si en cierto modo ellas garantizaran una continuidad. Esta continuidad puede ser una continuidad estalinista, trotskista, maoísta, pero me parece que lo que falta (y me hago este reproche a mí mismo) es un balance la experiencia comunista del siglo XX que sea un balance progresista, es decir, que no sea el mismo balance que el del enemigo, pero que tampoco sea la idea de que podemos pura y simplemente continuar. Los Estados socialistas del siglo anterior no lograron desplegar completamente la hipótesis comunista y hacerla irreversible históricamente. Nosotros mismos debemos sacar las enseñanzas de este fracaso, reteniendo también lo que estuvo bien hecho, incluso lo que fue notable. Personalmente creo que la Revolución de Octubre fue un acontecimiento sin precedentes en la historia. Es la primera vez que se emprende la construcción de una sociedad que no esté bajo la dictadura de la propiedad privada. ¡No se había emprendido desde el Neolítico! Lo digo en serio, es un proyecto que no había existido desde el Neolítico porque la propiedad privada no es simplemente el capital, la propiedad privada existe desde siempre, desde la aparición de los Estados. Por consiguiente, hay que continuar en ese sentido, extrayendo de lo que ha tenido lugar su carácter creador e innovador. Pero al mismo tiempo es necesario que nos rindamos cuentas a nosotros mismos, y que rindamos cuentas a la gente, de las razones internas del fracaso. Por supuesto, ha habido presión externa, presión capitalista, lo que no impide que todo se haya desmoronado y tenemos que saber por qué. Es necesario que quienes continúan sepan por qué y que, por lo tanto, encuentren sus propias razones para continuar sabiendo qué ocurrió realmente, proponiéndolo y explicándoselo a la gente. Ahora bien, es evidente que todo esto gravita en torno a la cuestión del Estado. Creo que en cierto sentido estas empresas han sido contrarias a la hipótesis general marxista que era la de una decadencia del Estado. Se trataba de empresas violentamente estatales que entendieron la dictadura del proletariado como la dictadura del propio comunismo, lo que no es en absoluto lo mismo. Así pues, creo que debemos tener nuestra propia conciencia histórica.

Sobre ese punto, el segundo episodio sin precedentes en la historia es la Revolución Cultural en China. ¿Por qué? Porque, precisamente, puso a la orden del día la cuestión del comunismo en su difícil relación con la del poder del Estado. Durante años la juventud estudiante y millones de obreros actuaron, pensaron y escribieron en un desorden extremo pero extremadamente movilizador para rectificar el curso de las cosas y animar el devenir comunista. Finalmente fracasaron, pero es imperativamente necesario partir de su experiencia.

Hoy en día lo que domina la opinión pública y, de hecho, una opinión sumisa al tiempo que inquieta, es que ha interiorizado un «balance» del comunismo hecho por quienes siempre han sido enemigos jurados del comunismo. Este supuesto balance se resume en una máxima: «No existe una política comunista, no ha existido y nunca existirá».

Pues bien, ya veremos.

Dorado. F. En Colombia las mayorías no creen en la paz. Blog. Arañando el cielo y arando la tierra. Recuperado de https://aranandoelcieloyarandolatierra.blogspot.com.co/

 

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¿COLAPSO INSTITUCIONAL O SALIDA DEMOCRÁTICA?

Colombia en su encrucijada histórica…

¿COLAPSO INSTITUCIONAL O SALIDA DEMOCRÁTICA?

Popayán, 19 de mayo de 2017

“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.

Antonio Gramsci

Lo que ocurre en Colombia en este instante de la vida nacional no sólo es paradójico sino que al igual que lo sucedido el pasado 2 de octubre de 2016, pareciera ser algo irracional e ilógico. No obstante, es parte de la complejidad de la vida. La clave es poder entenderlo.

Una guerrilla insurgente hace todos los esfuerzos por integrarse a la legalidad mientras amplios sectores de la sociedad, diversas instituciones estatales (fiscalía, corte constitucional, parte del Congreso), otros grupos armados ilegales, y el mismo gobierno que pactó con ellos su desmovilización e integración a la vida civil, o no se dan por enterados, o sabotean abiertamente el proceso, o entraban de una u otra manera la implementación de los acuerdos. Es cosa de locos.

Para poder aprehender esa realidad es necesario revisar los antecedentes. Intentaremos hacerlo así sea en forma sintética y panorámica para después plantear una mirada de la coyuntura y unas propuestas correspondientes.

  1. El Estado colonial, el proceso de paz y los nuevos sectores sociales   

Un Estado colonial, profundamente corrupto, anti-nacional, clasista, racista, patriarcal y excluyente, que durante los años 80s y 90s del siglo pasado (XX) fue cooptado paralelamente por el capital trans-nacional y por las mafias de diverso tipo, viene haciendo agua –en continua crisis sistémica– desde hace varias décadas. Esas mafias son integradas por los “nuevos” terratenientes despojadores de tierras aliados a los capos del narcotráfico, grandes contratistas nacionales y transnacionales que no tienen la más mínima ética empresarial, y las poderosas cúpulas de burócratas corruptos coaligados desde lo local, lo regional y lo nacional. Es un fenómeno similar al que hoy se vive en México pero que se intenta tapar y camuflar con el llamado “proceso de paz” que, en últimas, se reduce al desarme de la guerrilla.

Es un Estado fallido en permanente inestabilidad que se alimenta de la economía del narcotráfico y de múltiples economías de enclave (legales e ilegales como la petrolera, minera, agro-exportadora, etc.) pero, que a la vez se nutre del esfuerzo de cientos de miles de pequeños y medianos productores urbanos y rurales, y de millones de trabajadores formales e informales. En esa dinámica han surgido dos nuevos sectores sociales (burguesía emergente y “precariados”) que pugnan por sus intereses frente al aparato institucional de ese Estado que no se muestra capaz de integrar y asimilar esos intereses antagónicos sin sufrir graves tensiones e inestabilidades.

La aguda confrontación entre las mafias incrustadas en el Estado, por un lado, y los empresarios, los productores y los trabajadores, por el otro, cansados de tributar para una burocracia profundamente corrupta, genera conflictos y fisuras que amenazan con colapsar el sistema clientelista tradicional pero, a la vez, pueden desencadenar fuerzas sociales que en el inmediato futuro afectarían todo el régimen neoliberal.

La gran burguesía transnacional e imperial es consciente de esa situación. Por ello, ha diseñado una estrategia para asimilar a algunos sectores de la burguesía emergente –usando el “proceso de paz”– pero el organismo colonial heredado pareciera que no es capaz de soportar la combinación de las presiones internas (mafias) y las externas (nuevos sectores sociales). No son sólo los nuevos terratenientes (criminales y parásitos) los que se niegan a compartir partes del poder con las expresiones de la burguesía emergente sino que, en conjunto, las mayorías de quienes parasitan el Estado colonial temen que un verdadero proceso de democratización ponga en riesgo sus intereses[1].

Es en ese juego en el que se ha visto involucrada la guerrilla de las FARC. Los partidos del establecimiento, incluyendo al Centro Democrático (“uribismo”), utilizan los acuerdos para impulsar una reforma política que les concede migajas institucionales a los insurgentes (curules en el Congreso, asambleas departamentales y concejos municipales) pero paralelamente les cierran los espacios a los partidos minoritarios que pudieran desarrollar una competencia seria en el terreno electoral. Ellos saben que la expresión política de la insurgencia a corto plazo tiene un techo limitado y que no significa un peligro real.

Además, los jefes insurgentes han planteado que piensan jugar electoralmente al lado de los “liberales sociales” y de otros sectores del establecimiento que han impulsado el proceso de Paz para constituir un “gobierno de transición”. Esa es una fórmula que la burguesía transnacional y el imperio estadounidense ven con buenos ojos dado que les permite –en forma ideal– implementar los acuerdos especialmente en el tema de tierras, que no es otro que abrir amplios territorios a la inversión transnacional mientras le hacen “pequeños retoques sociales” a las zonas marginadas y marginales en donde tradicionalmente las FARC tienen sus bases de apoyo. Es con esa “cuota territorial” y entrega de riqueza que piensan financiar el “post-conflicto”, no tienen más.

Es por lo menos lo que en teoría se plantea aunque otra cosa será la implementación práctica ante la realidad de que en dichas zonas marginadas y marginales, la economía del narcotráfico tiene su propia dinámica transnacional y criminal que, es aprovechada, a su vez, por toda clase de grupos armados ilegales que aspiran a controlar esos territorios y el flujo de dinero que se mueve a su alrededor. Dentro de esos grupos están los que hoy se mueven con el Clan del Golfo, los reductos de las llamadas Bacrim, el EPL, el ELN y las disidencias de las FARC que pueden ir fortaleciéndose con el tiempo. Eso no le preocupa al gran capital aunque aparente lo contrario.

Las organizaciones sociales, políticas y gremiales que intentan representar esas fuerzas en colisión sufren las consecuencias de ese proceso complejo. Las fuerzas sociales que juegan dentro de ellas entran también en tensión y generan divisiones internas. Es todo el “organismo” el que está cambiando y en medio de ese movimiento va surgiendo lo nuevo. Es por ello que todos los partidos políticos están sufriendo múltiples divisiones internas y realineamientos, de acuerdo a los diversos intereses de clase u otros acumulados históricos (étnico-regional-cultural). Una mirada ligera diría que esa situación se presenta por efecto del “proceso de paz” pero, en realidad, es un proceso más profundo en donde la terminación del conflicto armado es consecuencia de los movimientos estructurales que están en choque tanto en el mundo como en la región latinoamericana y el mismo país.

La gran pregunta es: ¿Podrá el organismo colonial y corrupto asimilar y domesticar a las nuevas fuerzas sociales que pujan por sus intereses o se impondrán nuevas dinámicas que lleven al colapso del viejo sistema y finalmente se desencadenen las fuerzas del cambio?

¿El “gobierno de transición” que se plantea se pondrá al servicio de la asimilación progresiva sin transformar el “organismo colonial” o servirá para desencadenar lo nuevo?

Lo que estamos observando es que las fuerzas que buscan integrarse a la legalidad han empezado a asimilarse a lo viejo –obligados por las circunstancias que incluyen su propia concepción política– porque son fuerzas que están desconectadas de los sectores sociales citadinos que ellos no entienden (empresarios, clases medias y precariado) y, además, no tienen suficientemente claro lo que ocurre con los sectores de la sociedad que los adversan. Es la paradoja del momento.

  1. La coyuntura: Gran desorden, gran confusión, gran revolcón

Como parte de la crisis sistémica en que ha permanecido el Estado colombiano, se han presentado en los últimos 40 años diversas expresiones de organización y movilización social que han tenido importantes momentos de beligerancia. Entre esos picos de auge se pueden destacar la lucha por la tierra encabezada por la ANUC a finales de los años 60s y principios de los 70s; el paro cívico nacional de 1977; los múltiples y permanentes paros cívicos locales y regionales de la década de los años 80s; las movilizaciones cocaleras de 1994; y desde 2008 hasta 2016, se desarrollaron importantes movimientos populares y paros de cobertura nacional (cafeteros, agrarios, estudiantiles, mineros, indígenas, etc.) que han sido descritos y estudiados por Edwin Cruz Rodríguez en su libro “Caminando la palabra” (http://bit.ly/2qwdfgk).

Ahora, a mediados de 2017 se vinieron en avalancha los paros cívicos de los “de abajo” (Chocó, Buenaventura), el paro nacional de maestros, el paro de trabajadores estatales y de la justicia, y se anuncian movilizaciones campesinas e indígenas en diversas regiones del país. Pero además, se multiplican las consultas populares contra la minería depredadora “a cielo abierto”, las revocatorias de alcaldes corruptos y privatizadores, y la gente empieza a organizarse a todo nivel. La indignación por los escándalos de corrupción (Reficar, Odebrecht y otros) va por debajo, mellando la credibilidad en la democracia representativa y acumulando inconformidad en diversos ámbitos de la sociedad.

“Los de arriba”, las castas dominantes y corruptas, están desconcertados y asustados. Temen el “desorden” y tratan de frenar todo. Solo atinan a plantear su tradicional fórmula al calor del “proceso de paz”: reformas en el papel (leyes) y violencias represivas de todo tipo (esmad, bacrim, nuevos “paras”, etc.), pero en la práctica quieren cerrar (domesticar) la poca democracia existente, como ya sucede con el Consejo Nacional Electoral que pretende modificar las normas de la revocatoria del mandato de alcaldes y gobernadores, y con el gobierno central que impulsa una supuesta reglamentación de la consulta previa a las minorías étnicas, que de seguro va a tocar y limitar las consultas populares locales.

Se presenta el contrasentido de que estas fuerzas conservadoras del establecimiento quieren utilizar el “proceso de paz” para arreglar de afán (vía “fast track”) lo que sólo tiene arreglo con el desencadenamiento de la más amplia organización y movilización ciudadana y popular. Pretenden hacer creer que con cambios cosméticos a las leyes van a democratizar el país por decreto, mientras la realidad de violencia, la presencia de mafias regionales, el fortalecimiento de los monopolios de contratistas corruptos manejados por sus políticos y los ventajismos en los organismos del Estado, no solo no se tocan sino que en forma descarada se aúpan sin ninguna vergüenza, como ocurre con el caso del Fiscal General y sus relaciones indebidas y fraudulentas con Luis Carlos Sarmiento Angulo, el más grande multimillonario del país, quien quita y pone lo que quiere dentro del Estado.

  1. La fábula del atracador y el atracado

La situación del pueblo colombiano se asemeja al siguiente símil[2]: “Un atracador armado hasta los dientes asalta a un experto en artes marciales y le roba todas sus pertenencias. Lo viola y humilla pero le “perdona” la vida. Al atracado le da vergüenza reconocer lo sucedido y muestra el hecho de que salió vivo del incidente como un gran triunfo. Pretende no perder prestigio ante sus conocidos. El atracador se da cuenta de la debilidad del atracado y como tiene pruebas de la “violación” decide convertir el hecho en una estafa continuada. De esa manera, el hombre atracado se ve obligado a presentar al atracador como si fuera un tipo buena gente, respetuoso de la vida y llega al extremo de aceptar que en gran medida él provocó el atraco” (http://bit.ly/2qs4vrs).

Así estamos los colombianos, frente a una clase política corrupta y a una oligarquía imperial que logró instrumentalizar el conflicto armado a su favor y ahora instrumentaliza la “paz”. Ellos lograron convertir a las víctimas en violadores; a los rebeldes en “terroristas”; al Estado despojador en “protector”; a los ladrones y atracadores en “pacifistas” y “demócratas”. Y lo hacen -además- utilizando la amenaza del “coco” uribista. Es una verdadera estafa y chantaje en donde las víctimas terminan creyendo en sus opresores y le “lavan la cara” a los “atracadores buenos”, a los que supuestamente les perdonan la vida, para poder librarse del “atracador malo”, del asesino en la sombra.

  1. El necesario debate para enfrentar el momento

Tres grandes temas han sido planteados al interior del campo popular para enfrentar el momento: 1) El cumplimiento y la implementación de los acuerdos con las FARC; 2) La lucha contra la corrupción político-administrativa; 3) Las políticas neoliberales.

El problema es determinar la prioridad, lo principal, lo táctico. A Uribe le conviene polarizar la sociedad en torno al tema de la “paz” (que él y su partido pretenden convertir en una santa cruzada contra el “castro-chavismo” que incluye la defensa de la moral, la familia, las buenas costumbres y la propiedad privada). A los corruptos “santistas” y a la gran burguesía transnacional le interesa hacernos creer que la “implementación de los acuerdos” garantiza automáticamente la democratización del país pero sin tocar para nada lo esencial y determinante para el país.

Otros pensamos que el énfasis debe estar en el tema de la corrupción política-administrativa, la recuperación del aparato productivo y la defensa del medio ambiente. No se trata de aprobar nuevas leyes sino de impulsar una política con hechos concretos. Para empezar, no podemos aliarnos con ninguna fuerza politiquera tradicional, y por el contrario, la idea es construir una fuerza política con todos aquellos que están de acuerdo con la conformación de una “tercería” para despolarizar al país (no uribista, ni santista y menos vargas-llerista).

Por lo anterior, estamos de acuerdo con apoyar el cumplimiento de los acuerdos pero creemos que tácticamente no es positivo colocar ese objetivo como prioritario o central en nuestra propuesta política. Además, lo de enfrentar con “todo” el neoliberalismo, tampoco es muy conveniente, no porque no sea un objetivo importante sino porque en la coyuntura actual debemos acumular una fuerza mucho más amplia, incluyendo a empresarios medios y profesionales que identifican la lucha anti-neoliberal con el “nacionalismo estrecho”, creen que esa lucha se reduce a la negación de los TLCs (que ellos han aprovechado), y además, relacionan todo lo anti-neoliberal con políticas y soluciones “estatistas” (paternalistas, asistencialistas) que están fracasando en algunos países vecinos.

Nuestra propuesta es que hay que ir despacio, unir amplias fuerzas anti-politiqueras y anti-corruptas, y avanzar con un gobierno “moderado” mientras se consolida una verdadera fuerza social y, dentro de ella, se construyen nuevas visiones, se fortalecen nuevos sectores sociales, y se consolida un verdadero movimiento y proyecto político que nos permitan avanzar en forma consistente hacia el futuro. O sea, se trata de no torear el “avispero” sin tener con qué responder (que fue lo que le ocurrió a Petro en la alcaldía de Bogotá). Pero claro, aprovechar la oportunidad servida.

  1. Desencadenar las fuerzas democráticas y construir una “tercería ciudadana”

La democracia sólo se construye con verdadera “fiesta democrática” y ésta sólo surge cuando se desatan las fuerzas reprimidas y subterráneas de los pueblos y las comunidades excluidas. Para hacerlo en Colombia es urgente y perentorio construir una “tercería ciudadana” para superar la polarización política entre Santos y Uribe, entre la “paz” y la guerra, y no caer en la dinámica que se está viviendo en Venezuela.

Es evidente que si no surge esa tercería política, Uribe y sus aliados tienen todas las condiciones para recuperar el gobierno en 2018. Si ello ocurre, la guerra se acrecentará y Colombia va a entrar en una dinámica peor que la que teníamos antes. La violencia –hoy liderada por los grupos armados ilegales que hacen parte del «Clan del Golfo»– ya ha empezado a aflorar mortalmente. Es una violencia muy similar a la que hoy se vive en México y tiene como base de apoyo a viejos y nuevos grupos paramilitares que se alimentan del narcotráfico y de la minería ilegal.

Una coalición política liderada por las fuerzas “santistas” que estuvieron al frente de la negociación de La Habana, con el apoyo del nuevo movimiento que organicen las FARC y un sector de la izquierda, no tiene la más mínima posibilidad de competir por la Presidencia en 2018, como ya se comprobó el pasado 2 de octubre, cuando estos sectores tenían el manejo del aparato del Estado, el soporte de todas las fuerzas democráticas y de izquierda, el apoyo de la comunidad internacional, de Obama y hasta del Papa. En 2018 esa situación no será igual, Cambio Radical y Vargas Lleras se van a separar de esa “unidad nacional”, los de la “U”, liberales y conservadores se van a dividir, la Alianza Verde y una parte del Polo ya no están y, además, la presencia de sectores corruptos de la clase política tradicional y la carga negativa que arrastra la insurgencia, no le permitirían obtener el respaldo de las mayorías.

Sólo una “tercería”, ojalá alimentada y estimulada por una candidatura “outsider” presentada por un auténtico “movimiento ciudadano”, podría reforzar la incipiente y todavía vacilante “alianza anti-corrupción” que parece configurarse en cabeza de Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Sergio Fajardo. Esa gran “tercería” política podría atraer a sus filas a Gustavo Petro, alejándolo de los sectores corruptos del establecimiento liberal-santista, y mediante una estrategia totalmente amplia, no partidista, de “nuevo tipo”, aprobando un programa adecuado a las circunstancias especiales del momento y unos procedimientos claros y transparentes para escoger el candidato, podría colocarse a la cabeza de una “ola democrática” que por primera vez derrotara a nivel nacional a la casta política tradicional y clientelista.

Esas son las dos tareas que hay que desarrollar. Construir en forma ágil y oportuna ese “movimiento ciudadano” que presente y posicione un candidato proveniente de ambientes diferentes a la política; y paralelamente, alimentar y consolidar esa “tercería” o gran coalición de las fuerzas sanas de la nación para derrotar la corruptela santista, uribista y vargas-llerista.

Si nos lo proponemos lo haremos.

Dorado. F. ¿Colapso institucional o salida democrática? recuperado de https://aranandoelcieloyarandolatierra

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Carta de Estanislao Zuleta a los maestros

“Necesitamos maestros que sean capaces de darle al alumno el juego y la oportunidad para que sea él mismo” Dice el pensador antioqueño quien nunca quiso que sus hijos fueran al colegio

Por: Hernán Suárez | Mayo 13, 2016

Como un homenaje en su día, que debería celebrarse no solo en las escuelas y colegios, sino en las calles y en las plazas de toda Colombia como una gran fiesta de la sociedad entera, Las 2 Orillas reproduce la  carta del maestro Estanislao Zuleta a los maestros.

Mi vida, como la de todos ustedes, estuvo siempre ligada a la educación. Fue una de mis grandes pasiones y preocupaciones. Cuando dictaba mis clases en la universidad el salón se llenaba hasta el tope con estudiantes de otros cursos. No me iba mal como maestro. Por tal razón guardo un gran aprecio y respeto por su profesión. Me duele mucho el trato que desde la Colonia les han dado y en especial el mal trato que  han recibido del gobierno en la movilización social  que con tantas esperanzas libraron hace apenas una semana.

Entiendo su lucha como una lucha por la dignidad y en especial contra el menosprecio de su oficio y el no respeto a su condición humana y profesional. Es una lucha a la cual no pueden renunciar. En sus manos está la posibilidad de construir una verdadera sociedad democrática, sin la pobreza, la segregación  y la exclusión que hoy vivimos. No me cabe duda de que la educación en sus manos  es una poderosa herramienta para lograrlo. Su tarea de educar es imprescindible e irremplazable, por más que unos cuantos tecnócratas se empeñen en tan descabellada idea. Ustedes sabrán sacar las lecciones necesarias del reciente paro y encontraran los caminos para seguir en la brega por lograr una mejor educación para todos los niños y jóvenes que entusiastas van a los colegios y escuela públicas de nuestro país.

Como un homenaje en su día, que debería celebrarse no solo en las escuelas y colegios, sino en las calles y en las plazas de toda Colombia como una gran fiesta y cuyos oferentes deberían ser no solo los agradecidos y cariñosos estudiantes, sino la sociedad entera, quiero dejarles algunas reflexiones que por los años 80 hice, precisamente para la revista Educación y Cultura de Fecode, y que me parece pueden serles útiles en estos momentos.

El mensaje es muy sencillo: hay dos formas de ser maestro y cada uno podemos optar por una de ellas. Va pues, con todo cariño, lo que dije hace unos años sobre lo que significa ser maestro*. Desde la eternidad, feliz día.

Estanislao

“El campo de la educación es un campo de combate. Todo el mundo puede combatir allí, desde el profesor de primaria, pasando por el de secundaria, hasta el profesor de física atómica de la Universidad. Combatir en el sentido de que mientras más se busque la posibilidad de una realización humana de las gentes que se quiere educar más se estorba al sistema. Por el contrario, mientras más se oriente la educación a responder a las demandas impersonales del sistema más se contribuye a su sostenimiento y perpetuación. Repito, la educación es un campo de combate; los educadores tienen un espacio abierto allí y es necesario que tomen conciencia de su importancia y de las posibilidades que ofrece”.

“Desde la primaria al estudiante se le educa en función de un examen, sin que la enseñanza y el saber le interesen o se relacionen con sus expectativas personales. Esta situación se repite una vez terminados los estudios ya que es lo que la persona encuentra en la vida. Cuando termina los estudios, el individuo no sale a expresar sus inquietudes, sus tendencias o sus aspiraciones, sino a engancharse en un aparato o sistema burocrático que ya tiene su propio movimiento, y que le exige la realización de determinadas tareas o actividades sin preguntarle si está de acuerdo o no con los fines que se persiguen. En nuestro sistema educativo la gente adquiere la disciplina desgraciada de hacer lo que no le interesa; de competir por una nota, de estudiar por miedo a perder el año. Más adelante trabaja por miedo a perder el puesto. Desde la niñez el  individuo aprende a estudiar por miedo, a resolver problemas que a él no le interesan. El capital ha puesto bajo su servicio y control la iniciativa, la creatividad y la voluntad de los individuos. Puede que el tipo de educación actual sea muy mala desde el punto de vista del conocimiento, pero es ideal para producir un “buen estudiante”, al que no le interesa aprender pero sí sacar cinco, y que solo estudia por el miedo a perder el año. Una educación así es ideal para el sistema y sus intereses.”

“Para poder ser maestro es necesario amar algo. Para poder introducir algo es necesario amarlo. La educación no puede eludir esta exigencia sin la cual su ineficacia es máxima: el amor hacia aquello que se está tratando de enseñar. Además, ese amor no lo puede dar sino quien lo tiene, y en últimas eso es lo que se transmite. Nadie puede enseñar lo que no ama, aunque se sepa todos los manuales del mundo, porque lo que comunica a los estudiantes no es tanto lo que dicen los manuales, como el aburrimiento que a él mismo le causan. Y ante las fórmulas más brillantes de los filósofos, antiguos o modernos, no cosechará más que bostezos. El que enseña no puede comunicar lo que no ama. Si enseña 25 horas a la semana y dicta “lo que le ponen a enseñar”, independiente de que le guste o no, a unos alumnos que no ven ninguna relación entre lo que se les enseña y su propia vida presente, personal o familiar, entonces el resultado se va pareciendo al que hemos venido presentando”.

“De los pocos profesores de los cuales a uno le queda un buen recuerdo son precisamente aquellos a los que se les notaba que amaban y sentían lo que estaban enseñando, independiente de la materia que fuera.

“Hay dos maneras de ser maestro. Una es ser un policía de la cultura; la otra es ser un inductor y un promotor del deseo. Ambas cosas son contradictorias. Un tipo de maestro es aquel que me califica, pero sin consultar la vivencia que yo tengo de la vida, Otro tipo de maestro, al que no le pagan ni lo nombran, es aquel que consulta mi vivencia de la vida. Ambas figuras podrían ilustrarse en la persona de Baudelaire o en la imagen del “hombre enfundado” que describe Chejov. Hay allí dos maneras de ser maestro. “El hombre enfundado” se basa en esta premisa: todo debe ser previsto, porque de lo contrario no se sabe qué puede pasar. Este tipo de maestro trataría de que los alumnos no vayan a hacer nada que perjudique a sus patronos o a los gobernantes; que sean eficaces sin aspirar ni luchar por nada. Es un poco difícil decir en qué medida los maestros son en sí mismos “hombres enfundados”. No hay duda de que los maestros de este tipo le ayudan al sistema. Baudelaire es un maestro en el segundo sentido: Nos enseña a ver el mundo en que vivimos de una manera por la cual nadie le pagaría nada. Es un hombre capaz de identificarse con todo lo que la ciudad rechaza, con lo que él llamó “el vómito inmenso del inmenso París”, pero que en cambio no se podría identificar con lo que en la ciudad es respetable. Se identificó con las viejecitas que van por las calles y “danzan sin querer danzar, como campanas. Se identificó con los alcohólicos, con el vino de los zarrapastrosos, que “vienen con sus blancos bigotes como viejas banderas de derrota y chocan contra el mundo como poetas, y mientras los esperan horribles tragedias hogareñas expanden su corazón en gloriosos proyectos”.

“Este es otro tipo de maestro. Un maestro nuevo. Un maestro difícil de encontrar, ciertamente. Pero si los maestros, institucionales o comunes y corrientes, quieren enseñar no sólo poesía, tienen que enseñar a Baudelaire, es decir, entrar en contradicción con las exigencias del sistema en que vivimos. Necesitamos un tipo de maestro que sea capaz de darle al alumno el juego y la oportunidad para que sea él mismo, para que se identifique con los fracasados, para que no se decida por los exitosos. Baudelaire nunca escribió un poema sobre un general. Este tipo de maestro hace que el alumno sea probablemente un mal empleado bancario, pero un buen hombre. Un tipo de maestro como Baudelaire es un hombre que puede indicamos la dirección. Él mismo lo dice de la manera más dura: Embriágate con la poesía, con la religión, con el alcohol, con lo que quieras pero no estés nunca sobrio. Embriágate, es decir, busca algo más grande, lucha por algo más grande.”

SUAREZ. H. Carta de Estanislao Zuleta a los Maestros. 2013. Todas las historias, Todas las miradas, desde todos los rincones. Recuperado de https://www.las2orillas.co/carta-de-estanislao-zuleta-los-maestros/

 

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¿ESTAMOS FRENTE A UN RETORNO A LA DESTRUCCIÓN? Trump y el medio ambiente global

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Hay una enorme preocupación en los científicos internacionales y en los ambientalistas que destacan la negación del cambio climático.

Donald Trump, nuevo presidente de Estados Unidos es, entre otras cuestiones, un “negacionista” del fenómeno del cambio climático y parece tener un conocimiento primitivo de los problemas ambientales. Su visión del medio ambiente está ligada todavía al concepto de los recursos ilimitados del planeta y a que la Tierra puede en todo momento recuperarse de los daños que han sido causados por el ser humano. En tal sentido, la doctrina de Trump, basada en una diplomacia de Twitter y de slogans desarticulados, no contempla el concepto del desarrollo sustentable y menos la situación irreversible y alarmante en la que se encuentra el patrimonio ambiental del planeta.

Su política económica propone un crecimiento mayor al que pueden soportar los ecosistemas de los Estados Unidos y de la Tierra misma. En tal sentido, Trump sigue considerando que el bienestar de los estadounidenses depende en gran medida de recursos naturales del territorio americano y de la explotación de otras zonas del planeta donde los Estados Unidos tienen influencia geopolítica.

Según el programa político y económico de Trump, podremos asistir a una expansión de la industria estadounidense con alta intensidad de carbono, sin ninguna consideración hacia el medioambiente y muy peligrosa en un contexto de neo-extractivismo que está condicionando a la región de las Américas. Es decir, que de alguna manera la política de regreso al uso intensivo del petróleo y de los combustibles fósiles va en línea con la política de depredación y degradación ambiental que varios países del continente han emprendido hace pocos años para satisfacer la demanda de commodities a nivel global y, en particular, con la demanda de bienes de China.

Si las políticas agresivas de Trump se realizan y se cruzan los límites de la capacidad planetaria de aguantar emisiones de gases contaminantes en la atmósfera, se acelerarán los efectos climáticos de manera aún más impredecible. Entre otras cosas, van a cambiar los patrones de las lluvias —tornándose inhabitables las regiones ecuatoriales—, la deforestación y la pérdida de la biodiversidad van a comprometer nuestra capacidad de producir comida y fibras, muchas áreas urbanas —donde vive la mayor parte de la población— van a quedar abajo del agua, forzando movimientos migratorios masivos hacia el Norte del mundo, y nuestras fuentes de energía se van a degradar rápidamente. Además, la cantidad de agua potable disponible va a disminuir por debajo de los niveles de necesidad básicos y con ello podrán aumentar enfermedades y epidemias. Todos escenarios bien documentados por los científicos, pero que el presidente Trump sigue considerando como poco probables (durante la campaña electoral se trataba de cuentos chinos…).

Finalmente, si vemos los nombramientos del gabinete de Trump, y en particular nos fijamos en la Agencia de Protección Ambiental de los EUA (EPA, por su sigla en inglés), el nuevo director Scott Pruitt es un fuerte impulsor del abandono de las regulaciones ambientales para la liberalización de estos bienes. Pruitt ha encabezado en los últimos meses el pleito legal de 28 estados norteamericanos contra la EPA para frenar el Plan de Energía Limpia impulsado por Barack Obama. Para el nuevo director de la EPA, muchas de las normas que adoptó la administración Obama, y que están en línea con los compromisos de la comunidad internacional para reducir las emisiones de gases contaminantes, son “ilegales y excesivas”.

En tal sentido hay una enorme preocupación en los científicos internacionales y en los ambientalistas que consideran 
a Pruitt —y a otros miembros del gabinete de Trump— como unos jinetes de la industria de los combustibles fósiles que no 
sólo niegan el cambio climático, sino que están dispuestos con sus acciones a acelerar sus efectos devastadores.

Recuperado de: http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2017/01/26/trump-medio-ambiente-global. Jueves 22 de Marzo

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